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EDITORIAL

Que no se juzgue la OPA desde Bruselas, ni a Montilla desde Madrid

A nadie debería tranquilizar, sin embargo, esta aparente y repentina voluntad de ir al fondo del “caso Montilla” por parte de unos partidos nacionalistas que un día antes, y junto al PSOE, se negaban a pedir esas explicaciones al ministro

Todos los partidos catalanes –excepto los socialistas– han coincidido este martes en reclamar al primer secretario del PSC, José Montilla, "explicaciones" sobre la deuda de su partido y el bochornoso trato de favor que le ha otorgado La Caixa.
 
A nadie –incluidos los medios que han destapado el "caso Montilla"– debería, sin embargo, tranquilizar en lo más mínimo esta aparente y repentina voluntad de ir al fondo del asunto por parte de unos partidos que –como los aliados del gobierno– , un día antes se negaban en la Junta de Portavoces, junto al PSOE, a que el ministro de Industria compareciera en el Parlamento a dar esas mismas explicaciones que ahora, desde Barcelona, supuestamente le reclaman. Lo que hay que temer, más bien, es una maniobra para desactivar de forma controlada un escándalo que a nivel nacional sería mucho menos manejable y que, si no se reduce al ámbito autonómico, bien podría afectar la continuidad de un ministro que, como Montilla, es decisivo para los intereses empresariales del nacionalismo.
 
Evidentemente, y por muy aliados que sean del PSC, los partidos nacionalistas catalanes no podían abordar este escandaloso capítulo de financiación irregular con la misma despreocupación y chulería con la que lo han tratado, este mismo martes, Maragall o Manuela de Madre. Si el presidente de la Generalidad se ha referido al "caso Montilla" diciendo que "no serán estas cositas las que le hagan cosquillas a este señor", la vicepresidenta del PSC lo ha despachado asegurando, entre carcajadas, que cargos públicos del PSC dedicarán su "paga extra" a abonar el crédito.
 
La petición de "explicaciones" por parte del resto de los partidos catalanes no alcanza, sin embargo, la severidad suficiente como para que los socialistas pierdan, por ello, la confianza en enterrar este asunto. Son "peticiones de explicaciones" con las que, en realidad, se trata de eludir la petición de responsabilidades políticas. Lo reclamado por los partidos catalanes a Montilla es tan vago como firme el deseo de no vincular ni hacer peligrar con ello la OPA de Gas Natural contra Endesa.
 
Conseguido que sean las autoridades españolas –y no las comunitarias– las que juzguen la OPA de marras, la imparcialidad del Gobierno es tan dudosa como pueda ser sincera la voluntad de la clase política catalana de llegar al fondo del "caso Montilla". Si los tratos de favor recibidos por su partido le desacreditan como ministro y como juez imparcial de una OPA en la que participa su generoso acreedor, la Cataluña oficial, la del nacionalismo, la de la omertà y la del 3%, no es precisamente el ámbito para investigar escándalos. Más bien, para enterrarlos.

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