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Ignacio Villa

La ley de la selva

como los políticos catalanes están acostumbrados a vivir en una burbuja en la que hacen lo que quieren sin que nadie les ponga pegas, les saca de sus casillas que venga uno y les diga las cosas claras

En la época de la corrupción y el pelotazo de Felipe González, la reacción del Gobierno y del PSOE fue la de judicializar la vida política, buscando un parachoques que amortiguara el desgaste permanente y ralentizara la descomposición final de un ciclo político. Aquel fenómeno, analizado y explicado sobradamente, vuelve ahora a repetirse en Cataluña. El Gobierno tripartito y los partidos que lo forman han entrado en una dinámica similar a la de entonces. Pretenden tener todo y a todos bajo su bota. Y aquellos que no obedecen sus directrices, comienzan a ser objeto de sus insultos, de la persecución e incluso están dispuestos a llevarlos a los tribunales. En un uso político –inadmisible en democracia– de la Justicia.
 
El último ejemplo lo hemos tenido este martes. El PSC, en ese estilo totalitario al que nos tiene acostumbrados, ha pedido al Parlamento de Cataluña que se querelle contra Ángel Acebes por relacionar una posible tregua de ETA con el Estatuto de Cataluña.
 
¿De qué se extrañan los socialistas catalanes? El planteamiento realizado por Acebes, simplemente, se ajusta a la realidad, y si a alguien le queda alguna duda, no hay más que remitirse a las conversaciones de Carod Rovira en Perpiñán con los terroristas etarras. Un encuentro que con el paso del tiempo, lejos de olvidarse, se sitúa en primera línea. Lo que ocurre es que como los políticos catalanes están acostumbrados a vivir en una burbuja en la que hacen lo que quieren sin que nadie les ponga pegas, les saca de sus casillas que venga uno y les diga las cosas claras. Y en esas estamos, Acebes les ha dicho lo que pasa y su única reacción ha sido la amenaza de llevar al secretario general del PP a los Tribunales.
 
Los partidos que forman el Tripartito catalán no entienden que en la política se puede discrepar, que se puede opinar de forma distinta y que no pasa nada. Lo que ocurre es que saben perfectamente que con esa dinámica perversa de la reforma del Estatuto, están rompiendo las reglas básicas que nos hemos dado los españoles. Están dinamitando lo establecido, pero contra aquellos que se lo recuerdan arremeten de todas la formas posibles. Es la aplicación de la ley de la selva. Que es, al final, de lo único que entienden. Imponer por la fuerza y la amenaza. Imponer un modelo y una forma de sociedad. Es la desaparición de las libertades. Sin pudor y sin vergüenza.

En España

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