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Juan Carlos Girauta

Sobre el doble rasero

qué diría hoy la prensa si el PP si tuviera un socio que jaleara a una banda terrorista e invitara a rasgar las páginas de la Constitución

Al ministro Sevilla le parece simplemente “innecesaria” la manifestación de sus socios contra la Constitución, la Monarquía, el PP y la COPE en el curso de la cual se animó a los asistentes a romper páginas de la Carta Magna, se coreó a Terra Lliure y se llamó fascista y terrorista a nuestro editor, víctima precisamente de aquel grupo terrorista supuestamente extinto. Todo esto, por lo visto, no es injusto, ni peligroso, ni promueve la violencia, ni invierte perversamente la culpa de un atentado, ni es antidemocrático ni es repugnante. Es “innecesario”. Lo que significa que, para el ministro socialista, en otras circunstancias podría ser necesario y admisible. El adjetivo, escogido con el doble fin de no condenar a sus socios y, a la vez, mantener una cierta distancia táctica, es abrumadoramente claro.

El adjetivo es peor que la manifestación en sí, que según TV3 no reunió a más de doscientas personas. El adjetivo implica una coincidencia esencial bajo una cierta discrepancia coyuntural. Dan ganas de volver sobre el tema del doble rasero: qué diría hoy la prensa si el PP tuviera un socio que jaleara a una banda terrorista e invitara a rasgar las páginas de la Constitución, etc. Pero es evidente que lo del doble rasero no ilumina a nadie que no lo vea claro de entrada. Las dos varas de medir han sido el pan nuestro de cada día desde que Rodríguez se echó al monte de la demagogia y trabó su alianza estratégica con antiglobalizadores, seudopacifistas, separatistas varios, actores comprometidos y exhumadores guerracivilistas. Es la consagración del prejuicio, la prolongación de un error que la Transición parecía haber conjurado. Y es también la esencia de la única estrategia de Rodríguez, que se resume en ponerles una estrella amarilla a los dirigentes, militantes, simpatizantes y votantes del Partido Popular y aglutinar, desde el odio, a todo lo demás, sin distingos y sin escrúpulos. Denunciar el doble rasero no sirve de nada porque sobre él levanta el PSOE su existencia. Es como denunciar la ley de la gravedad.

Se ha alimentado a las nuevas generaciones con propaganda. Propaganda en los libros de texto, propaganda en los noticiarios televisivos, propaganda en las aulas, en las películas, en los programas de humor. Esta intoxicación masiva no se interrumpió ni se denunció durante los ocho años de gobierno liberal-conservador. Ahora no sirve de nada invocar una perspectiva para la que nadie ha preparado al país. Sólo cabe afirmar los propios principios, y el tiempo dirá.

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