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Juan Manuel Rodríguez

Ciudad del Fútbol Alfredo di Stéfano

El caso es que, por esos lances que tiene a veces el destino, aquel futbolista poseedor de una fe realmente inquebrantable, una fe a prueba de bombas, fue a caer enfermo precisamente en el hospital valenciano de La Fe.

No recuerdo bien la última vez que los periodistas deportivos estuvimos tan pendientes de un parte médico. Los doctores Anastasio Montero y José Luis Vicente se han convertido, durante esta semana sin fútbol, en la pareja de moda, los auténticos Ronaldinho y Samuel Eto'o de la cirugía cardiovascular. Resulta imposible creer que ningún español medianamente informado no sepa ya a estas alturas qué es y para qué sirve exactamente un bypass. De momento, para abrir boca, sirve para salvarle la vida al futbolista más importante de todos los tiempos. Es tan grande don Alfredo di Stéfano que incluso su infarto agudo de miocardio nos sirve al resto para culturizarnos un poco más.

El caso es que, por esos lances que tiene a veces el destino, aquel futbolista poseedor de una fe realmente inquebrantable, una fe a prueba de bombas, fue a caer enfermo precisamente en el hospital valenciano de La Fe. Su corazón necesitó no uno sino cuatro bypass pero todo hace indicar que, gracias a Dios, Alfredo di Stéfano seguirá dando guerra.

La nuestra, nuestra guerra particular, la guerra que iniciamos hace ya tres o cuatro semanas, no recuerdo exactamente, en "La Palestra del Deporte" en Madrid, mucho antes incluso de que el Presidente de Honor del club cayera enfermo, consiste en lograr que la nueva Ciudad del Fútbol lleve cuanto antes el nombre de Alfredo di Stéfano.

No consigo entender cómo a José Angel Sánchez, ese guadarrameño genial al que le cabe todo el marketing merengue en la cabeza, no se le ocurrió antes una idea tan justa desde el punto de vista histórico y, al mismo tiempo, tan efectiva comercialmente hablando. Porque, entre ustedes y yo, no es lo mismo entrenar en Valdebebas que hacerlo en la Ciudad del Fútbol Alfredo Di Stéfano. No es lo mismo. ¿Será, además, por falta de apellidos ilustres? El Real Madrid los tiene por decenas. Por ejemplo, Museo Francisco Gento, Biblioteca Ferenc Puskas... Y Ricardo Zamora. Y Miguel Muñoz. Y Héctor Rial. Y Raymond Kopa... Así los dos hombres que situaron al Real Madrid en el sitio privilegiado que hoy ocupa tendrían su merecido homenaje. Santiago Bernabéu su estadio, y Alfredo di Stéfano su ciudad del fútbol, la fábrica"del siglo XXI.

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