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Ignacio Villa

El rencor que no muere

Podría pensarse que este eurodiputado socialista se quedó anclado hace treinta años, pero no es así. Sabe perfectamente que el tripartito catalán ha puesto en marcha una verdadera "policía política" contra los medios de comunicación críticos.

Tenía que ser el mismo al que sus propios compañeros llaman gafe quien destapara las verdaderas intenciones y los nítidos objetivos de los socialistas con la libertad de expresión. A Luis Yáñez le ha podido una vez más intentar aparentar ese protagonismo que nunca tuvo y que siempre quiso, y este lunes en el Parlamento Europeo ha aprovechado una intervención ante el pleno de la Cámara de Estrasburgo para atacar a la COPE. El nuevo argumento de un PSOE contra esta cadena está, como no podía ser menos, lleno de sectarismo y de bilis: ahora su delito es hacer apología del franquismo y del golpismo. Acusaciones nuevas dentro del ataque a la COPE pero viejas en aquellos que han hecho carrera de sobrevivir políticamente alimentando su discurso de mentiras.

El PSOE no entiende la crítica, no acepta opiniones contrarias y cuando alguien les molesta ponen en marcha toda su maquinaria de insultos y de ataques. Yáñez, el mismo que puso sin saberlo todo su empeño para el descarrilamiento de Borrell cuando fue candidato a la presidencia del gobierno, parece que no entiende de democracia. Mientras olvida intencionadamente algo tan simple como la recogida de 700.000 firmas en apoyo a la cadena COPE y a la libertad de expresión, se lanza a atacar a esta cadena con unos insultos que son de otra época, de otro tiempo y que demuestran un paupérrimo bagaje político.

Podría pensarse que este eurodiputado socialista se quedó anclado hace treinta años, pero no es así. Sabe perfectamente que el tripartito catalán ha puesto en marcha una verdadera "policía política" contra los medios de comunicación críticos. Y sabe perfectamente que Zapatero ve con buenos ojos extender por toda España ese nuevo comisariado político con el objetivo de acallar a los medios molestos con los muchos y variados errores de su gobierno.

Yáñez, cuyo nombre por algo todos asociamos con el hundimiento de una de las carabelas de Colón en el Guadalquivir en aquellos días de corrupción de la Expo 92, ha sacado a relucir la única estrategia que conocen los socialistas: demoler a los que no coinciden con ellos. Pero este personaje, olvidado por casi todos y con tanto pasado que esconder en Europa, sólo puede llevarnos a recurrir a la sabiduría popular y tocar madera. No es casualidad que hasta sus amigos le conozcan como el gafe. Seguramente en Europa aprendan pronto por qué.

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