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Juan Carlos Girauta

Ya lo dijo Rajoy

Bono se viene presentando como la esperanza blanca del PSOE, pero los últimos acontecimientos han acabado con sus expectativas de suceder a Rodríguez.

El malestar en el ejército y el goteo de indisciplinas vienen a poner a Bono ante su contradicción, y su prestigio cae. ¿Cómo iba a arrestar él a un militar por defender la Constitución? ¡Hasta ahí podíamos llegar! Si el aquelarre estatutario y la negación de la evidencia se prolonga unos días más, el ministro de Defensa se puede ver arrestando a un par de generales al día. Bola de nieve de un descontento y de un hartazgo que es el mismo que destilan otros sectores de la sociedad. Sólo que los uniformados no deben opinar en público sobre política. Ahora bien, ¿alguien cree que los interesados han olvidado tal limitación? Cada vez que uno firma una carta tiene plena conciencia de estar pagando un precio.

Bono se viene presentando como la esperanza blanca del PSOE, pero los últimos acontecimientos han acabado con sus expectativas de suceder a Rodríguez. Su mayor error fue callar cuando un alto dirigente del PNV comparó al ejército con los terroristas de ETA. Esta falta de reflejos, combinada con la insensatez de su jefe –que niega simplemente el malestar porque cree que lo que se niega deja de existir– ha truncado la carrera de Bono... salvo que suceda algo improbable, pero posible.

Y lo improbable, pero posible, es que las concesiones máximas de Rubalcaba y las exigencias mínimas de los nacionalistas lleguen a encontrarse en las horas que quedan de negociación estatutaria. Y que entonces Bono sea coherente y dimita, desmarcándose de la minuciosa desconstrucción de España a la que Rodríguez ha entregado al partido socialista. Pero no es previsible que la Esquerra y CiU acepten la sincera descripción que Rubalcaba quiere insertar en el preámbulo de esa Constitución de Cataluña que llaman estatuto: ciudadanos y ciudadanas sienten que Cataluña es una nación. Ciudadanos y ciudadanas creen que existen los selenitas.

Por no hablar de la financiación, capítulo que parece realmente guiado por Solbes, sin bastardear. Las exigencias de Barrera, Cháves, Bono, Ibarraet altrivan a misa: no se considerará el déficit fiscal y prevalecerá la multilateralidad. O sea, que Rodríguez le hizo la pirula a Mas cuando le vendió en la Moncloa su predisposición a tragar con el modelo financiero de CiU, salvando el proyecto estatutario de un aborto seguro. Dicen que Mas salió preocupado por ciertos rasgos que advirtió en el presidente. De lo que no se dio cuenta es de que le acababan de engañar como a un chino. Lo engañaban por su bien, pues el perjudicado final iba a ser Maragall, que se lo está oliendo y por eso le recuerda al presidente su apoyo en el congreso socialista y no sé qué compromisos. Ya dijo Rajoy que el estatuto se aprobaría en Barcelona para que fracasara en Madrid.

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