El ministro de defensa comparece en el Congreso para explicar las tareas que la fragata española Álvaro de Bazán realizó durante su “entrenamiento” mientras estuvo encuadrada en el grupo de combate liderado por el portaaviones norteamericano Theodore Roosevelt. Como El Mundo ha venido sosteniendo, mientras la Álvaro de Bazán estaba en el grupo de combate éste se desplazó desde aguas del Indico a las del Golfo para realizar acciones ofensivas contra la guerrilla iraquí en zonas cercanas a la frontera con Siria.
Si la línea de argumentación que siga el ministro es la que se ha filtrado a sus medios escritos afines, el razonamiento es que la fragata española nunca estuvo en aguas iraquíes. Esta lógica no puede ser más absurda y endeble. Nadie en su sano juicio pondría un portaaviones y sus escoltas en aguas tan cercanas a la costas, aguas someras y angostas. Máxime si puede proyectar su poder bélico desde cientos de millas de distancia.
Por el contrario, el actual y discutido ministro de defensa español debería contestar no dónde estuvo navegando la fragata, sino si con su radar se controló el vuelo de las aeronaves que despegaban desde el portaaviones para las misiones de ataque. Si así se hizo, aunque fuera sólo en parte, su contribución a las operaciones ofensivas en Irak sería innegable. Y con ello, la quiebra de los planteamientos de Rodríguez Zapatero sobre la participación española en esa zona.
Los procedimientos parlamentarios siempre favorecen al gobierno en sus comparecencias, a menos que el ministro o alto cargo sea un patán en su presentación y respuestas. Por otro lado, el descaro con que Bono realiza sus afirmaciones, tengan o no algo de verdad, es bien conocido. Tanto que a lo mejor se envalentona y termina afirmando que los aviones americanos que despegaron para bombardear a los insurgentes iraquíes y que se veían perfectamente en el radar de la Álvaro de Bazán, salían también en misión de entrenamiento.