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Ignacio Villa

Rubalcaba recupera el golpismo

Ha perdido frescura; Rubalcaba ya no es lo que era. Si todo lo que se le ocurre es hablar de Tejero, es que además de no tener argumentos se le está agotando la capacidad propagandística.

El ventilador está encendido. Las baterías de insultos han comenzado a disparar a discreción. El gobierno, el PSOE y sus partidos acólitos se han removido en sus sillas al ser conocidos los informes del Consejo de Estado y del Consejo General del Poder Judicial sobre la reforma del Estatuto de Cataluña. Ante ellos sólo hemos escuchado, como respuesta, una larga lista de insultos; carecen de argumentos, pero nervios tienen para dar y regalar.

Socialistas y aledaños han demostrado que tienen insultos para todos los gustos. La vicepresidenta De la Vega, visiblemente alterada, ha dicho del Partido Popular que son "francotiradores de la política"; el socialista Álvaro Cuesta ha dicho del Consejo General del Poder Judicial que son unos energúmenos; el independentista Tardá ha dicho del presidente del CGPJ que es un "Tejero sin tricornio". Una verdadera ofensiva de injurias que nos demuestra que el gobierno está nervioso, se encuentra desbordado por los acontecimientos y es consciente de que la reforma del Estatuto catalán les ha colocado al borde del precipicio.

Pero, sin duda, el termómetro más sintomático de la situación real del Ejecutivo ha sido de nuevo la reacción de Alfredo Pérez Rubalcaba. El referéndum propuesto por el Partido Popular parece haberlo colocado al borde del colapso. Hace unos días arremetía contra Rajoy diciendo que esa propuesta era propia de primero de carrera, ese momento mágico en que los políticos catalanes tienden a abandonar la universidad. Ahora ha salido diciendo que espera que el PP no cuente con Tejero como el primer firmante de la iniciativa popular.

Este hombre está cada vez peor; hay que estar muy mal para meter en danza a Tejero en esta historia. Rubalcaba, con una larga trayectoria en la manipulación política, se ha lanzado a la recuperación del golpismo. El que fuera portavoz del gobierno de los GAL y de la corrupción, el mismo que rompió el día de reflexión el 13 de marzo, ahora recupera el golpismo para hacer lo único que saben hacer: agitar, revolver y descalificar. Regresa el doberman socialista. Como si se hubiera ido alguna vez.

No obstante, sorprende recurrir a argumentos tan extemporáneos. Ha perdido frescura; Rubalcaba ya no es lo que era. Si todo lo que se le ocurre es hablar de Tejero, es que además de no tener argumentos se le está agotando la capacidad propagandística. Alguna buena noticia tenía que haber.

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