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EDITORIAL

El nihilismo de ZP y la barbarie islamista

Si ZP no condenó el acoso a las sedes de un partido democrático tras la masacre del 11-M –que no fue perpetrada, precisamente, por simpatizantes del PP–, tampoco habría que extrañarse de que no condene ahora el acoso y la quema de embajadas occidentales.

Bien está que ahora se critique la bochornosa equidistancia que Zapatero ha mantenido entre la barbarie islámica y la libertad de expresión, en su reciente carta publicada en el International Herald Tribune. Ahora bien, si ZP no condenó el acoso a las sedes de un partido democrático tras la masacre terrorista del 11M –que no fue perpetrada, precisamente, por simpatizantes de ese partido–, tampoco habría que extrañarse de que no condene ahora el acoso y la quema de embajadas occidentales.

Con un gobierno que, como el del 14-M, no hace otra cosa que tratar de apaciguar y contentar al terrorismo con concesiones –tanto al islamista, como al etarra–, no hay que extrañarse de que cada día trate de generar mayor síndrome de Estocolmo entre la ciudadanía otorgando mayor comprensión a sus chantajistas.

Eso, y no otra cosa, es lo que está haciendo el nihilismo de ZP en beneficio del fanatismo, cada vez que proclama la "Alianza" o el "diálogo" con la intolerancia. Lo mismo que Josep Borrell cuando ha venido a quitar gravedad ante la reacción de los islamistas al asegurar que, si las viñetas se hubieran dirigido contra el cristianismo, "aunque no se hubieran quemado embajadas, también hubieran provocado una emoción considerable".

Borrell no es que ignore, sino que miente al pretender ignorar que a diario se publican viñetas que ofenden a los cristianos –dentro y fuera de Europa– y que esa "emoción" es tan contenida y legítima como ilegítimo es equipararla a la criminal violencia que nos ocupa. A diario, no es que se insulten en viñetas a los cristianos o a los judíos, es que se les persigue o mata por el hecho de serlo sin que las embajadas de los países musulmanes reciban, por parte occidental, queja alguna.

Por otra parte, ¿qué sensibilidad religiosa tienen quienes se ofenden por una viñeta en la que aparece Mahoma con explosivos, y sin embargo no se ofenden ante una realidad como la que ellos mismos están protagonizando con sus protestas? ¿Es menos ofensivo para ellos ver como, en nombre de Alá y de su profeta, creyentes islamistas despedazan con sus bombas al cinto la vida de civiles indefensos? ¿No es mayor la "emoción" y la "ofensa" para los musulmanes ver cómo un turco, “emocionado” por la "ofensa" de la viñeta y al grito de "Alá es grande", mata a tiros a un sacerdote católico?

Si esto es el islam, a los partidarios de la libertad –incluida la religiosa– no es que nos asista el derecho a criticarlo, es que nos impele el deber de hacerlo.

Respecto a ZP, desengañémonos. Bastante tendremos con que, en el futuro, no auspicie en Madrid concentraciones contra las embajadas occidentales o con que no permanezca sentado al paso de la bandera danesa...

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