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José Vilas Nogueira

Quintana y yo estamos acojonados

Tanta podrida exhortación al respeto y la convivencia entre naciones, religiones y civilizaciones y tan clamoroso silencio sobre el respeto al que discrepa de los profetas y demás definidores de la ortodoxia es para arredrar al más pintado.

El Magazine de El Mundo entrevistó a Anxo Quintana, dirigente del Bloque Nacionalista Galego y Vicepresidente de la Junta de Galicia. Acorde a la moda de nuestra época, la entrevista busca ofrecer el "lado humano" del personaje. Parafraseando al "ilustre" presidente del Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC), este género puede abocar a una pornografía sentimental. No hay cuidado. El perfil personal del camillero-jefe carece de todo interés. Pequeño botarate, no tiene opiniones, sólo consignas: "Galicia es mi nación; España sigue siendo algo por definir". Pero, hombre, eso ya lo dijo Carod poniendo Cataluña donde usted pone Galicia. Y en cuanto a la indefinición de España, también se le adelantó Zapatero. Por cierto, uno y otro, y alguno más, deberían hacer algún esfuerzo por definir este ente indefinido. No se entiende su odio a España si, según ellos mismos, no saben ni siquiera qué es. Y, sobre todo, ¿quién puede creerse que, de verdad, pretenden algún acuerdo entre sus "naciones", tan definidas ellas, y esa España, fantasmal a fuer de indefinida? Menudos bellacos hipócritas.

Lo único auténtico de la entrevista es la confesión de Quintana de que está un poco acojonado (sic) ante su próxima paternidad. El y su pareja esperan dos niños. Permanentemente ocupado en las graves tareas de la salvación de la patria, no había tenido tiempo de entregarse a los dulces, aunque también engorrosos y comprometidos, cuidados de la paternidad, y ya tiene 47 años. Alguna noche en vela amenaza, algún biberón habrá que preparar. Don Anxo ya ha anunciado su propósito de pedir un permiso de paternidad, y hace bien. Lo malo es que estos permisos apenas duran unos días. Imperfecciones del gobierno. Yo se lo daría para siempre. Pero remedie su "acojone" y consuélese. Sus niños nacerán con una consejería (quién sabe si un ministerio en una "Galicia liberada") o prebenda semejante bajo el brazo. Le aseguro que no todos los bebés vienen con tan buen bagaje.

Probablemente Ibarreche comparte la ignorancia de Carod y Quintana sobre qué sea España. Sí sabe que el País Vasco es una nación. Como los nacionalistas invierten toda su capacidad de saber en la indagación de su esencia nacional, ya no saben otra cosa, pero aquello que saben lo conocen con certidumbre total, y guárdese quien lo discuta, que usan estos bárbaros perentorios argumentos. Se ha ido el vascongado con su evangelio a Georgia, pues la Universidad Pública de Tbilisi, que así se llama la capital de la república ex soviética, le otorgó un doctorado honoris causa. La ceremonia debió de ser preciosa, a juzgar por la foto del periódico. Unos jóvenes estudiantes, vestidos con traje regional (algo así como de cosaco y odalisca) intercambian francas sonrisas con el lendakari. Ibarreche les aseguró que su nación es respetuosa con los demás pueblos y culturas, conmovedora declaración que, sin duda, hizo felices a las autoridades, profesores y estudiantes georgianos.

De modo parecido, los gobernantes occidentales y los escritores que abrevan en sus respectivos pesebres, no paran estos días de manifestar su respeto por todas las civilizaciones y religiones, no vaya a ser que los islamistas cabreados, y están terriblemente cabreados, les metan una granada por el culo, se apague la luz y se quiebre la fiesta. O sea, la alianza de civilizaciones. Que los musulmanes quieren construir mezquitas en occidente; muy bien, están en su derecho, porque nosotros practicamos la libertad religiosa. Que a los cristianos no les dejan construir iglesias en los países islámicos; muy bien, que se fastidien porque la civilización musulmana no tolera la libertad religiosa. Que hacemos burla de la religión musulmana; muy mal, una provocación, porque la civilización islámica no tolera estas burlas (por cierto, ¿Sabino Arana merecerá trato tan privilegiado como Mahoma?, ¿más, incluso?). Burlémonos de la religión cristiana o judía, porque nosotros somos laicos y, además, es altamente improbable que estos nos metan una granada por el culo.

Respecto de España y sus "naciones", la misma regla vale. Que los nacionalistas catalanes, vascos o gallegos se cagan en España; muy bien, la libertad de expresión les ampara. Que los españoles se cagan en los nacionalistas catalanes, vascos o gallegos; muy mal, son franquistas, que les peguen un tiro en la nuca. Quintana está un poco acojonado ante la inminente llegada de sus dos niños. Pues no vean yo. Tanta podrida exhortación al respeto y la convivencia entre naciones, religiones y civilizaciones y tan clamoroso silencio sobre el respeto al que discrepa de los profetas y demás definidores de la ortodoxia es para arredrar al más pintado.

En España

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