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José T. Raga

Se larga mucho

Otra cosa es que se escriba mal y, en muchas ocasiones innecesariamente porque buena parte de las cosas ya están dichas, y mejor dichas. Su código de buen gobierno es un buen ejemplo de ello.

Pues miren que yo pienso que, en este caso, no. El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, incapaz de resistir la mínima crítica, en lo cual mantiene una coherencia absoluta con el Gobierno que le otorgó su confianza, ha reaccionado con inusitada torpeza, manifestando que en España "se larga mucho y se escribe poco".

Sería deseable que el Sr. Conthe, por el cargo que ostenta, por la formación que se le supone, así como por el engolamiento que emplea cuando se pronuncia, aplicase con rigor y prudencia los términos de la lengua española, o no sé si de la lengua castellana, que también. Y, aparte de lo chabacano del vocablo, poco idóneo para el hacer y el decir de una alta instancia, a nuestro modo de ver, resulta equívoco, no sabemos si deliberadamente, para el caso al que se le aplica.

Molesto el Presidente de la CNMV por las críticas, a mi modo de ver indulgentes, que ha merecido su primera edición del código de buen gobierno –intencionadamente me refiero al documento en letras minúsculas por aquello de que no pasa de ser una reflexión, un relato, un consejo o no se sabe qué...– ha arremetido contra empresarios, estudiosos, y gente de buena voluntad, acusándoles de largar mucho y de escribir poco.

Yendo a lo primero, el término largar es aplicable a aquellos casos en los que se relata o se cuenta algo que no se debe conocer, o cuando no es oportuno que se conozca. Pero las críticas al documento, ese sí, largado por la CNMV, no sólo son convenientes y oportunas, sino que son propicias y necesarias para una buena información. Es más, lo que es inoportuno es el documento como tal, el cual se ve adornado de torpeza y de ineficacia. Pero, ¿es admisible que un agente de la cosa pública pretenda mantener enmascarada una realidad que a todos los administrados corresponde y a todo afecta? Ya sabemos que ese es el deseo del Gabinete que designó al Sr. Conthe, el cual controla ese oscurantismo de repliegue y no de largada con férrea disciplina, pero eso está muy lejos de lo que entendemos por democracia o, simplemente, por una sociedad libre.

Así es, querido presidente que, cuando se critica, no se larga, sino que se informa; aunque la información le contraríe o tenga que reconocerla como más elocuente y acertada. De no ser así, a la crítica hay que silenciarla con la evidencia de la verdad, con la razón de los argumentos basados en realidades y no fundados en la potestad, esa potestad de imperio que parece que les concede una gracia especial para hacer todo bien, y por lo tanto que les exonera de explicar o dialogar.

Por otro lado, ¿qué significa eso de que en España se escribe poco? Será usted. Seguramente, el imperio Polanco no pensará lo mismo. Otra cosa es que se escriba mal y, en muchas ocasiones innecesariamente porque buena parte de las cosas ya están dichas, y mejor dichas. Su código de buen gobierno es un buen ejemplo de ello.

¿Qué pretende con tal documento? Quizá que todos los empresarios, sobre todo los de las empresas cotizadas, sean buenos y justos, que la honestidad brille con luz propia en la escena empresarial, que la verdad resplandezca y se eliminen las falsedades en cuentas y en informes y estados financieros, etcétera, etcétera. Naturalmente que sí. Yo también deseo eso. Pero, hubo un documento mucho más breve, mucho más antiguo, mucho más elocuente y más difícil de eludir su cumplimiento que consistía en sólo diez preceptos y que entregó Dios a Moisés para que lo conociera el pueblo de Israel.

Naturalmente, a unos israelitas les gustaría y a otros no, pero nunca Moisés dijo de aquellos que lo criticaban y que preferían seguir junto al becerro de oro, que largaban demasiado.

Ya sabe, en mi opinión, nadie larga cuando se trata de comentar, criticar o simplemente informar acerca de la acción pública. Por el contrario ésta, debe de ser prudente cuando escribe pues, si nada tiene que decir, la mejor línea es la que está todavía en el tintero. ¡Qué le vamos a hacer!

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