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Ignacio Villa

Ignorantes y caprichosos

No duden de que si mañana a los amigos parlamentarios del presidente del Gobierno se les ocurre cambiar la localización de la capital de España, los colores de la bandera o el Himno nacional, seguro que lo terminan consiguiendo.

Los amigos parlamentarios del Gobierno, con la ayuda inestimable del PSOE, han vuelto a hacer lo que saben: reescribir la historia a su antojo. Volvemos al espectáculo de siempre. Gracias a la estrategia de Zapatero los partidos minoritarios en la Cámara Baja, con una muy pequeña representación ciudadana, deciden, hacen y deshacen en cuestiones en las que tendría que hacerse valer el consenso de los dos grandes partidos nacionales. Un consenso dinamitado desde La Moncloa bajo el grito de "todos contra el PP".

Esta vez han vuelto a montar el numerito en el veinticinco aniversario del golpe de estado del 23-F. En el Congreso se pretendía realizar una declaración institucional; más por rutina parlamentaria que por otra cosa. Se había elaborado un texto en el que se subrayaba el papel del Rey en la noche golpista. No voy a intentar abordar ahora la cuestión del papel real en aquellas horas de incertidumbre para la democracia española; lo que no es de recibo es que unos pocos diputados cambien un texto institucional y pongan en duda la figura del Rey con el beneplácito del Gobierno y de todo el grupo socialista.

Es verdad que en estos días el Ejecutivo está en otras cosas, preocupado por cuidar el cortijo que han montado con la OPA sobre Endesa siguiendo el mismo estilo que Felipe González en la época del pelotazo y de la corrupción. Quizá por ello puedan escudarse en que han estado distraídos, enfrascados en los problemas que ellos mismos han creado. Pero la realidad es que esta nueva tarascada parlamentaria nos indica que estamos ante un Ejecutivo débil, sin personalidad y rehén de los pequeños partidos parlamentarios. Ahora resulta que Esquerra Republicana o Eusko Alkartasuna nos salvaron a los españoles de un golpe militar. ¿Donde estaban éstos que nos cambian ahora la historia la tarde del golpe de Estado? ¿Hay que seguir siempre el ritmo de las ocurrencias de estos caprichosos?

En todo caso, estos son los frutos que recoge Zapatero por el servilismo que alimenta hacia los nacionalismos y separatismos. No duden que si mañana a los amigos parlamentarios del presidente del Gobierno se les ocurre cambiar la localización de la capital de España, los colores de la bandera o el Himno nacional, seguro que lo terminan consiguiendo. Con Zapatero en La Moncloa todo es posible.

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