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Carlos Semprún Maura

Primavera de la vida

La huelga general también prevista, en los servicios públicos principalmente, fue un fracaso. Lo que ya indiqué, se confirmó ayer: cada día con huelga de Correos recibo cartas. Ocurre que en días sin huelga también, pero con mucho retraso.

Ayer, martes, me quise manifestar y no me dejaron. Al ver la marea juvenil por las calles, sentí brotes de entusiasmo senil: ¡Juventud, divino tesoro! ¡Primavera de la vida! Cogí mi bastón y salí a manifestarme, pero el servicio de orden de la CGT me detuvo. Protesté: "¡No soy Philippe de Villeirs, no confundan!". Pero el servicio de orden de la CGT no se inmutó y me entregaron a la policía bajo la acusación de pederastia. Decían tener testigos que me habían visto meter mano a una niña que aún no había cumplido 18 años (tenía 17, pero parecía de 14). Mis indignadas protestas de nada me sirvieron. "A su edad, debería darle vergüenza", declaró un comisario político de la CGT. "Debería darle vergüenza, a su edad", me espetó un comisario de policía, cuando me arrastraron, esposado, a comisaría. Logré telefonear a tía Mercedes, para que me enviara un abogado, porque no conozco abogados y desconfío de ellos casi tanto como de los médicos. Menos mal que era una abogada, joven y... bueno, que lo arregló todo, o casi. Convenció al juez instructor, que habían hecho llegar de Rennes por helicóptero, que en realidad fue la niña, Albertine A., quien me metió mano a mí, pero no con segundas pornográficas, sino sencillamente para ayudarme a cruzar la calle, evitando ser atropellado por la muchedumbre juvenil y vociferante. El juez me ha puesto en libertad condicional, como Felipe González, pero no por los mismos motivos. Lo malo es que se olvidaron de quitarme las esposas, y es molesto escribir a máquina esposado, pero no me atrevo a volver a comisaría. ¿Quién sabe si no se ha convertido en cárcel secreta de la CIA?

El resto es muy aburrido: casi 400.000 manifestantes, según la policía, más de un millón, según la CGT, en toda Francia. Lo de siempre: la policía resta, los organizadores multiplican y los meteorólogos pronostican. Lo cierto es que la masa de manifestantes estaba compuesta de alumnos y estudiantes. Los sindicatos de enseñanza habían tomado sus precauciones: habían ocupado y clausurado, de manera bolchevique, los liceos y facultades, con la consigna: ¡Los estudiantes a la calle! Fueron más que en las otras manifestaciones recientes, pero mucho menos que en las habidas hace años. Aceptando la cifra de un millón para todas las categorías de manifestantes reunidas, recordaré que en las manifestaciones contra la reforma de las pensiones, en tiempos de Raffarin, primer ministro, las mismas fuentes anunciaban dos millones de manifestantes, y la reforma se impuso.

La huelga general también prevista, en los servicios públicos principalmente, fue un fracaso. Lo que ya indiqué, se confirmó ayer: cada día con huelga de Correos recibo cartas. Ocurre que en días sin huelga también, pero con mucho retraso. La consigna de los sindicatos, apoyada por la izquierda unida, es embustera, pero movilizadora: "Con este contrato de primer empleo, los patronos te contratan un día y te despiden al día siguiente". Precariedad, vociferan. ¿A quien se le ocurriría semejante chorrada? Está visto, y desde por lo menos treinta años, que el "modelo social francés" constituye un serio obstáculo al desarrollo económico y social, y nutre un paro endémico. Reformarlo –lo ideal sería destruirlo– es pues una necesidad admitida, pero no tolerada. Ahora bien, que este proyecto de dos años como máximo, de prácticas, por así decir, cree o no empleo juvenil, se verá dentro de... un par de años.

Me interrumpo porque tengo que telefonear a Albertine. Me temo que se haya resfriado ayer, durante la manifestación, con esa lluvia helada. Los jóvenes de ahora son tan frágiles que se entiende que sólo sueñen con ser funcionarios. Cuando tenía su edad, funcionario, para mí, era un insulto.

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