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Borja Prieto

Writely, Google y el software libre

Si existe un procesador de textos gratuito y disponible en la red, y al procesador de textos le siguen la hoja de cálculo y el programa de presentaciones, esto afectará a las ventas de Office.

En agosto del año pasado, tres amigos con cierta experiencia en el mundo de las tecnologías de la información crearon una empresa cuyo primer producto fue Writely. Writely es un servicio web: un procesador de textos en Internet, al que se accede desde cualquier parte del mundo con un navegador, y que guarda en sus servidores tus documentos, listos para ser editados allí donde te encuentres. Writely es gratuito, y no requiere instalar ni almacenar nada en el ordenador. El producto de estos amigos tuvo una gran acogida, tanto que la semana pasada Google compró la empresa.

Ya antes hubo rumores acerca de un acuerdo entre Google y Sun para realizar una versión web de OpenOffice, la suite ofimática apoyada por esta última compañía. En general, estas noticias se han percibido como negativas para Microsoft, porque la ofimática sigue siendo una de sus áreas mas rentables. El razonamiento es: si existe un procesador de textos gratuito y disponible en la red, y al procesador de textos le siguen la hoja de cálculo y el programa de presentaciones, esto afectará a las ventas de Office.

En realidad, también se tendrían que replantear su estrategia los desarrolladores de software libre. Para muchos clientes de Microsoft (de los que pagan), Writely no va a sustituir a Office, porque las grandes corporaciones valoran elementos como el soporte de una gran compañía o el uso de un programa líder en el mercado. En todo caso, será para ellos un excelente complemento. Sin embargo, una parte de los usuarios de software libre lo son porque buscan soluciones ágiles, sencillas y gratuitas, y Writely sí puede cubrir sus necesidades.

Si Thunderbird, el cliente de correo que es la alternativa libre a Outlook, no ha tenido el mismo éxito que Firefox es en parte porque muchos usuarios encuentran en Gmail todo lo que necesitan. Lo mismo le puede ocurrir a OpenOffice, si a Writely le siguen la hoja de cálculo y las presentaciones. Y es muy posible que después suceda con otras aplicaciones como la gestión de proyectos o el CRM.

Harían bien los desarrolladores de software libre en no perder de vista las nuevas aplicaciones que se han dado en llamar Web 2.0. No vaya a ser que dentro de un par de años las únicas aplicaciones libres con presencia real sean el sistema operativo y el navegador.

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