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José Vilas Nogueira

Apología de la extorsión

Es característico de estas rotundamente definidas "naciones", sin embargo en construcción, que las personas que supuestamente las componen se parecen como gotas de agua a las de la nación "opresora" o a las de las vecinas "naciones oprimidas".

La indefinida nación española abriga (por ahora) múltiples y definidas "naciones". Pese a su pretendido remoto origen, hasta finales del siglo XIX y comienzos del XX nadie había reparado en su existencia. Pero a partir de entonces los nacionalistas respectivos las han descubierto y han acometido la esforzada tarea de edificación de los oportunos proyectos de construcción nacional. Para una mente común, no se entiende cómo lo que existe desde hace siglos ha de ser construido ex novo, pero la de los nacionalistas no es una mente común.

Es característico de estas rotundamente definidas "naciones", sin embargo en construcción, que las personas que supuestamente las componen se parecen como gotas de agua a las de la nación "opresora" o a las de las vecinas "naciones oprimidas". En consecuencia, en Galicia pasa lo mismo que pasa en las otras "naciones", "realidades nacionales", "nacionalidades históricas", regiones, provincias, municipios y pedanías del "Estado". Por ejemplo, que el señor Lourenzo F. Prieto haya publicado un artículo titulado "Finanzas, mariscos e peixes". Su autor es catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Santiago. Ni la argumentación ni el estilo tienen especial mérito, pero merece consideración por la impúdica concepción de la moral pública que exhibe su autor, destacado miembro de la cofradía nacionalista y uno de sus campeones en las lides por el gobierno de la Universidad.

Tras una referencia a los partidos financiados fraudulentamente con cargo a recursos públicos y a espurios intereses privados, con dos referencias concretas (PP: caso Naseiro; y PSOE: caso Flick), considera hipócrita "lo que se escucha sobre el método de financiación" de Esquerra Republicana. Esta lógica perversa conduce a la impunidad de todo crimen. Supongamos que alguien ha destripado a una ancianita. Criminal, le gritamos indignados. Hipocresía, responderá; Jack el Destripador hizo más víctimas. Y el bueno de Jack podrá decir, peor fue lo de Caín que mató a su hermano; mis víctimas ni siquiera eran parientes lejanas. Pero nuestro autor no agota su alegato exculpatorio con este argumento. La conducta de Esquerra no sólo se justifica por los precedentes de ajena corrupción. Es honorabilísima y encomiable. "Solicitar de los militantes que contribuyan con una parte del salario derivado de su cargo político (que no administrativo) es algo que honra a quien lo hace". Manda carallo, que decimos por aquí.

Naturalmente, los partidos pueden solicitar de sus militantes, tengan cargos o no, que contribuyan a su financiación. De los militantes y de los no militantes; pedir es libre. Sin embargo, no es éste el caso de Esquerra; la "solicitud" de contribución viene impuesta por el partido y en el porcentaje determinado por el partido, independientemente de la voluntad del titular del cargo. Pero los cargos públicos, aunque sean ocupados por gentes de partido, no son propiedad del partido al que pertenece el titular. Hay muchas formas de "solicitar". Los criminales etarras solicitan de los empresarios y profesionales contribuciones para el mantenimiento de sus actividades. Los integrantes de las mafias criminales solicitan contribuciones de los comerciantes a los que brindan su "protección". Y los rufianes, de las prostitutas que igualmente "protegen". El elemento criminal común es que si no se atiende debidamente la solicitud se sigue, para el rebelde, la privación ilegítima de un bien. Extorsión se llama la figura.

La, probable, expectativa de que se rompa la unidad española no me resulta agradable. Pero lo que más me asusta no es eso. Lo que más me asusta es comprobar una y otra vez el carácter mafioso, rufianesco, de las élites políticas e intelectuales (es un decir) social-nacionalistas que dirigen el proceso de desintegración. Siempre hubo, dice Prieto, "partidos que en la mejor tradición de la izquierda sólo se financiaron con el esfuerzo de los militantes". Los habrá habido, pero debería saber que hoy, en la izquierda, en la derecha y en el centro, si a la legalidad nos atenemos, se financian principalmente con el esfuerzo de los contribuyentes. No es la insuficiencia de las fuentes legales de financiación de los partidos la que produce la corrupción (siempre podrían los parlamentos respectivos, integrados por hombres de partido, aumentar las subvenciones); son los dirigentes corruptos los que utilizan a los partidos como medio de su enriquecimiento delictivo.

He de admitir que ha sido tiempo perdido discutir este artículo, porque ni el autor está de acuerdo con su texto. ¿Cómo, si no, entender que el tan corrupto PSOE (él cita el caso Flick, pero podrían añadirse muchos otros, aun más graves), tan alejado de la "mejor tradición de la izquierda", sea socio íntimo de su cofradía, y de él mismo, en la común prosecución de un despotismo aldeano y mafioso? Menudo cinismo, el que se gasta nuestro nacionalista.

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