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EDITORIAL

El modelo francés de desempleo

Chirac, en una de sus ya clásicas piruetas, ha desautorizado a su primer ministro cediendo ante unas protestas que no han sido tan multitudinarias como nos las han querido pintar.

Poco importa ya que las medidas que vienen a sustituir el Contrato de Primer Empleo (CPE), vayan a costar 150 millones de euros a los contribuyentes franceses en lo que queda de año, o que el paro juvenil en Francia sobrepase el 23% y no tenga visos de bajar. Los sindicatos se han vuelto a salir con la suya haciendo, naturalmente, de las suyas. Las últimas dos semanas, el país vecino ha sido -una vez más- literalmente secuestrado por una curiosa especie de “trabajadores” que no trabajan, pero que dicen representar a los que sí lo hacen.

Todo,cortes de carretera incluidos, ha sido para defender el así llamado “modelo social francés”, el mismo que custodia los sacrosantos privilegios de la nutrida casta funcionarial y que, a la vez, condena a sectores enteros de la población al desempleo crónico. Chirac, en una de sus ya clásicas piruetas, hadesautorizadoa su primer ministro cediendo ante unas protestas que no han sido tan multitudinarias como nos las han querido pintar. El modelo francés, el del desempleo, puede respirar tranquilo.
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