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Cristina Losada

En el mar de los Sargazos de ZP

Los dirigentes socialistas bastan y sobran para producir voluntad e ilusión. No piensan exigir que ETA y sus armas desaparezcan. De esa ingrata tarea se encargará el triángulo de las Bermudas.

No fue un tipo de derechas, sino un hombre más bien de izquierdas como Albert Camus, quien escribió: "La izquierda está en plena decadencia, prisionera de las palabras". Si el escritor hubiera vivido para ver estos tiempos tal vez hubiera dicho: "Las palabras están en plena decadencia, prisioneras de la izquierda". De los que se proclaman de izquierdas. Y basta decirlo para serlo. Ahora bien, tras bracear por las estupefacientes aguas de la entrevista en El Mundo a ZP, que es un hombre que se pega todas las mañanas la etiqueta de izquierdas por si acaso, lo que se impone es declarar la decadencia general y montarse una cabaña en el bosque como Thoreau. Entretanto, y estando como estamos a la orilla de ese intransitable mar de los Sargazos que componían las respuestas del presidente, podemos pescar un par de objetos sospechosos y tratar de identificarlos.

El primero aparece en una carretera. On the road, como aquello que Kerouac escribió, dicen, hasta en rollos de papel higiénico. Un pestiño, pero al menos en la carretera del americano no se dejaban tiradas a las víctimas del terrorismo y a sus defensores. La calzada de ZP sólo tiene un carril, que es para los defensores del pacto con los terroristas. Las socialistas vascas que se amigan con la tropa batasuna cometieron el pecadillo de adelantarse a la inauguración oficial de la autovía. Pero iban en la buena dirección, la del futuro. Pilar Elías y Rosa Díez, por contra, representan el pasado, aquel momento en que el PSOE y el PP hacían frente común contra el entramado terrorista. ¡Qué tiempos! A quién se le ocurría enfrentarse, cuando es mucho más llevadero asociarse. Cierto que esta carretera no está exenta de peligros, que son de dos clases, "accidentes" y "elementos". Para hacerles frente, dos reglas de tráfico: quienes reciban chantajes de ETA deben fijarse en el sello de Correos y encomendarse a algún santo; quienes sean amenazados por los proetarras, que miren para otro lado. Si alguien tiene dudas y conserva la memoria, es porque vivía mejor con la ETA mala, la de antes. La ilusión es lo que cuenta, como al comprar el cupón, en esta vía a la pax zapateriana.

Pero no sólo de ilusiones se hace la paz donde no hay guerra. Y por eso el segundo objeto que encontramos es un consejo. Los dirigentes del Reino Unido y de Irlanda comprobaron que no basta con que los terroristas entreguen unas armas, pues pueden adquirir otras. La traducción que ha hecho Zapatero el políglota, es que lo esencial no es acabar con las armas, sino con la voluntad de usarlas. Tranquilos, pues, los terroristas que estén apegados a sus pistolas y a sus explosivos, como niños a sus juguetes. No se les exigirá que se deshagan de ellos, faltaría más, sólo que prometan que no los utilizarán. ¿Y si no tienen voluntad de usarlas, para qué quieren las armas?, preguntará uno. Pero ese uno no tiene ilusión. Ni comprende el poder de la voluntad. Porque la voluntad de entrega de ZP es inmensa. De ahí que no vaya a ser necesario que los terroristas pongan mucha de su parte. Los dirigentes socialistas bastan y sobran para producir voluntad e ilusión. No piensan exigir que ETA y sus armas desaparezcan. De esa ingrata tarea se encargará el triángulo de las Bermudas.

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