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Irak y el terrorismo

Lo que está suponiendo Irak para la yihad global es una permanente sangría de sus recursos humanos. Según fuentes de inteligencia, más de cuarenta musulmanes españoles han dejado nuestro país para irse a inmolar en suelo iraquí.

Casi nada de lo que se argumenta en contra de la guerra de Irak por quienes se opusieron a ella y siguen explotándola en su beneficio político es verdad. Aupados por un campo defensor de la intervención militar cada día más retraído, particularmente en España, se lanzan mentiras constantemente que se quieren hacer verdades. Pero no lo son. Una de ellas es la idea de que la guerra para derrocar a Sadam Husein ha causado un aumento del terrorismo internacional.

En primer lugar se dice que hoy Irak es el campo de batalla del terrorismo, a tenor de la violencia y los atentados que en ese país se comenten casi a diario. Y se pone como contraste la ausencia de atentados terroristas bajo el régimen despótico de Sadam. Ya de por sí la comparación del antes con el ahora revela un grave problema de equiparamiento del régimen totalitario y represor de Sadam con el gobierno actual, pero es que, además, entra en contradicción con el siguiente postulado que se suele emplear en este terreno, que la intervención ha aumentado la violencia terrorista a nivel global.

Nada que objetar a que el Irak de hoy concentra un nivel de violencia terrorista muy superior a todo lo conocido antes en el país (aunque la violencia del régimen fuera aún todavía más letal). Irak antes albergaba a terroristas y exportaba, bajo su control, la violencia. Ahora la sufre, venida de fuera, en sus propias carnes. Lo que no tiene lógica es afirmar contundentemente que Irak es fuente de más terrorismo internacional. Lo es de su concentración en el país, puesto que la yihad islámica ha tomado Irak como su frente central sobre el que hacer bascular el camino hacia su victoria; o nuestra derrota. Sin embargo, Irak no ha sido fuente de ningún atentado importante fuera de sus propias fronteras. Es una violencia autocontenida geográficamente.

Al contrario, lo que está suponiendo Irak para la yihad global es una permanente sangría de sus recursos humanos. Según fuentes de inteligencia, cerca de medio centenar de árabes franceses han dejado Francia para irse a inmolar en suelo iraquí. De la misma forma, más de cuarenta musulmanes españoles han seguido igual suerte. Algunos lo han conseguido, otros han sido detenidos o eliminados por las tropas de la coalición y de unos pocos se desconoce su paradero. Pero la verdad es que todos aquellos que quieren morir por la causa islámica se sienten llamados a hacerlo en suelo de Irak, no en sus lugares de residencia.

Al final, y en contra de socialistas, izquierdistas, pacifistas, antiglobalización y demás radicales, Irak nos estaría haciendo un gran favor: quitarnos de en medio a potenciales suicidas, que dejan nuestro suelo para ir a matar y morir lejos de aquí. ¿No es de agradecer?

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