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Antonio Sánchez-Gijón

El mundo de fantasía de Hamas

La llamada de Haniya a que los poderes de este mundo ayuden a su gobierno a sobrevivir mientras recupera fuerzas para continuar con su plan de erradicar el estado judío pone en evidencia el mundo de fantasía en que tienden a refugiarse muchos palestinos.

Hagamos un poco de historia-ficción. A finales de junio de 1944 Hitler hace llegar a los aliados que tienen cercado el corazón del Tercer Reich por este, oeste y sur un mensaje que dice: "Si el asedio continúa, mi autoridad se derrumbará, y si se derrumba se producirá un gran caos en el corazón de Europa".

Mas o menos es esto lo que ha venido a decir el primer ministro palestino, Ismael Haniya, en su llamada a las potencias del llamado "Cuarteto" de apoyo a Palestina, para que reemprendan la ayuda que le tienen suspendida desde que formó gobierno. Textualmente ha dicho: "Si el sitio continúa, la Autoridad puede sufrir un colapso. Y si sufre un colapso, se producirá el caos en la región".

Haniya y el partido que representa, Hamas, tienen un programa político reminiscente (por muy remota que sea la comparación) de aquél que el partido nazi presidido por Hitler practicó. Mientras los nazis emplearon toda la violencia que les fue posible para la extinción de la vida y la memoria de todos y cada uno de los judíos de Europa, Hamas ha llegado al poder de la Autoridad Nacional Palestina para cumplir un programa que pretende la liquidación del estado de Israel a través de la violencia aplicada contra los judíos que lo habitan.

Pongan ustedes toda la distancia que quieran entre liquidar físicamente a todos y cada uno de los judíos al estilo nazi, y liquidar sólo al estado que los judíos llaman suyo y para lograrlo emplear todo el arsenal que Hamas posee, desde misiles Qasam a terroristas suicidas, métodos sin duda menos eficientes que los trenes de la muerte y las cámaras de gas nazis, pero no menos elocuentes respecto de las intenciones liquidacionistas de última instancia, y que se tomará todas las vidas de israelíes que sean necesarias.

La reflexión que se puede hacer sobre el estado de solvencia mental y moral de Hamas y su líder es bien triste. La llamada de Haniya a que los poderes de este mundo (o al menos el mundo occidental) ayuden a su gobierno a sobrevivir mientras recupera fuerzas para continuar con su plan de erradicar el estado judío pone en evidencia el mundo de fantasía en que tienden a refugiarse muchos palestinos, gran parte de sus líderes y en grados variables el conjunto del mundo árabe, al momento de enfrentarse a las alternativas existenciales que les surgen en el camino.

Fue digno de encomio el proceso electoral, pacífico y ordenado, por el que los palestinos fueron a las urnas el pasado 28 de enero para elegir unos diputados que debían formar un nuevo gobierno. Lamentablemente, la democracia es algo más que poner unos papeles en las urnas: es una disposición a tomar la vida de uno y la de todo el pueblo que vota en las propias manos, en toda su integridad, en todas sus dimensiones, con todas sus consecuencias. Mientras no se demuestre lo contrario, y aunque los palestinos no lo sepan o no lo quieran saber, o digan que no lo sabían, eligieron al partido de la guerra.

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