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EDITORIAL

Transparencia opaca

El ministro ha dado vía libre a una OPA comandada por el mismo grupo financiero que perdonó mil millones al partido que dirige. Es razón más que suficiente para dimitir.

El Gobierno sigue sin permitirnos evaluar el peso que la condonación de La Caixa ha tenido en el ánimo del secretario general del PSC a la hora de hacer todo lo que esté en su mano por favorecer sus intereses. La OPA de Gas Natural parece ya un cadáver mal enterrado tras la oferta de E.On, la suspensión dictada por los tribunales españoles y la enérgica respuesta de la Unión Europea ante el arrebato proteccionista de Zapatero y los suyos, que al menos obró el milagro de que se oyera por una vez al ejecutivo socialista hablar de la defensa de los "intereses españoles". Sin ir más lejos, Evo Morales no parece haber escuchado aún esas dos palabras de labios del presidente español.

El problema para el Gobierno, en este caso, consiste en intentar convencer a alguien de que esconder la participación de Montilla en la decisión del Consejo de Ministros no se debe a que ésta estuviera manchada por intereses personales y de partido. Cuando se prefiere la ocultación a la claridad, lo que no se puede pedir es que la sospecha se disipe. El ministro ha dado vía libre a una OPA comandada por el mismo grupo financiero que perdonó mil millones al partido que dirige. Es razón más que suficiente para dimitir, por poner intereses bastardos por delante de los intereses generales, que es lo que se supone deben defender los ministros o, al menos, lo que tienen que simular que defienden.

Si el ministro de Industria estuviera limpio de polvo y paja, el Gobierno habría perdido una ocasión excelente para hacer propaganda demostrando que Montilla no puso los motivos de partido por encima de los de los consumidores. Y si algo resulta difícil de creer es que Zapatero pierda una oportunidad de hacer propaganda.

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