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Aurelio Alonso Cortés

Política de tics y bla, bla, bla

Y es aquí donde el secretario de Estado pareció perder por K.O. técnico al espetar: "No va a alertar a los Estados Unidos lo de la alianza de civilizaciones... porque nadie sabe lo que es".

El pasado martes en los desayunos-conferencia del Ritz, –o del ring, como razono a continuación– se enfrentaron dos compañeros de promoción en la carrera diplomática. De una parte, Bernardino León, secretario de Estado de Asuntos Exteriores y para Iberoamérica, y de otra Gustavo de Aristegui, diputado y portavoz de Asuntos Exteriores del PP en el Congreso.

Un lleno en los dos salones, el Real y el de Felipe IV, como si interviniera Rajoy, Esperanza Aguirre o Zapatero o algún jefe de Estado. Se estrenaba un nuevo formato de "conferenciantes a dúo" al que auguro un éxito aun mayor que el ya cosechado por José Luis Rodríguez, presidente de Nueva Economía. Este foro ha venido a sustituir al Siglo XXI, ese club de debate, ahora en declive, que tanto hizo por la transición política. Con esta modalidad dual el Ritz semejaba un ring virtual pese a los buenos modales de los adversarios –que no enemigos– y, en este caso, antiguos compañeros.

El que el secretario de Estado, a la defensiva, incurriera en tics gubernamentales condujo la lid verbal al K.O. técnico final a favor de Aristegui. Cierto es que León se prestó a debatir ante cuatro decenas de periodistas y varias cámaras de televisión. Pero en un primer tic apeló al secretismo en la política exterior de España, similar al que ha contaminado los saraos monclovitas del Estatuto catalán y los acuerdos previos de la supuesta tregua etarra. Nada ayudan al gobernante estas cautelas ante los medios de comunicación; y menos el implorar su discreción. Lo hizo León en su largo prólogo en que consumió diez de los quince primeros minutos concedidos por el moderador. E insistió varias veces en esta cautela; por ejemplo, cuando consideró la "discreción" como uno de los tres ejes de las negociaciones con Evo Morales. Llegó a imputar como defecto a Aristegui su abundante actividad informativa desde la oposición, lo que mereció un seco derechazo al mentón de Bernardino: "está dentro de mi oficio; me pagan por esto".

El segundo de los tics gubernamentales de Bernardino fue achacar los males de la actual política al anterior Gobierno del PP. Lo habitual. Lo hizo en el problema de la inmigración aunque es de general conocimiento que la explosión se ha producido con la regularización del Ministro Caldera y su "efecto llamada". León cree que hay que regularizar por razones humanas y éticas, y ayudar a cambiar la economía de África y Asia "atendiendo el problema de origen". ¡Tela marinera! Para Aristegui la política inmigratoria ha sido "precipitada, insuficiente y tardía" tanto que el Gobierno socialista se ha visto "desbordado". Y volvió a sacudirle el potente correctivo de lo que debe hacerse: control de fronteras, lucha contra las mafias traficantes de seres humanos, gestión de los flujos migratorios y coordinación entre autoridades nacionales, autonómicas y ayuntamientos.

Me hacía recordar lo oído horas antes en Radio Intereconomía al presidente de la Confederación que agrupa a más de 19.000 policías nacionales. Nos llega una masa de inmigrantes superior al millón anual. De ellos, 1.400.000 se han empadronado en los municipios durante 2004 y 2005. Son datos oficiales indiscutibles donde figuran los que se atreven a inscribirse. No cabe pues aplicar la regla mencionada por Bernardino León de que corresponde a la oposición probar tanto la cifra como que se debe al "efecto llamada". Este es el tercer tic gubernamental: crear el problema y pedirle a la oposición que ayude a resolverlo, o sea la táctica del "cireneo".

En mi opinión lo que afecta gravemente a los españoles es que hoy, a diferencia del siglo XIX, los fallos en política exterior perjudican a la seguridad personal y en nuestra propia casa. Es tan evidente que ya parece políticamente correcto afirmar que la invasión procede del Este y que además es, mayoritariamente, de delincuentes. Por mucho que el Gobierno desvíe la atención a los países africanos olvidando que a las playas canarias llegaron 7.000 inmigrantes en todo el año pasado, cifra inferior a la que entra en dos semanas en la península. Por La Junquera, Barajas y El Prat se colaron más de 700.000 en cada uno de los dos últimos años; de ellos 120.000 eran rumanos y búlgaros. Algunos encuadrados en sus antiguas unidades militares con su oficial a la cabeza, actuando con armas y estrategias castrenses. Así asaltan domicilios y empresas con toda clase de violencia.

El 70% de inmigrantes viene a España atraídos por la segura regularización de Caldera o aprovechando el "arraigo" del artículo 45 del Reglamento de Extranjería. Según éste, todo extranjero que lleve dos años en situación irregular adquiere "arraigo" lo que le permite ser formalmente regularizado si aporta un contrato de trabajo que no se comprueba. Los dos años pasan en un pis pas y las mafias leen el BOE. Llegan como turistas con visado por 90 días concedido generalmente por consulados franceses, pero ¿quien controla su retorno? España es jauja y Francia no cumple los Convenios de Readmisión y las Directivas aplicables.

Pasando a Iberoamérica, León propuso seguir dialogando con el triángulo Castro, Chavez y Evo Morales. Dialogar a discreción es el cuarto de los tics gubernamentales. Bernardino León dijo aplicarlo a las relaciones internacionales según leyó en un libro de Morán de 1978, aquel ministro que tantos chistes motivó hasta ser superado por Moratinos. Y por ello se ha entrevistado ya seis veces con Evo, pensando reincidir en los restantes 6 meses de negociaciones. Mediante conversaciones bilaterales; eso si con suma discreción, ¡faltaba más! Bolivia, añadió, es una situación heredada del PP. Este fue su quinto tic. Y como en cada tic Aristegui aprovechó el guiño para lanzarle un derechazo. En este punto imputó a Zapatero haber minusvalorado, sin reaccionar lo bastante, el decreto de expropiación. Y sin tanto bla, bla... recomendó emplear "medios diplomáticos" como el de llamar a consultas al embajador.

El último asalto del Ritz fue, como no, el de la "alianza de civilizaciones". Para León alianza es igual a diálogo. Aristegui la calificó de "alianza de los antisistema y antiamericanos", que nos perjudica alejándonos de los Estados Unidos. Y es aquí donde el secretario de Estado pareció perder por K.O. técnico al espetar: "No va a alertar a los Estados Unidos lo de la alianza de civilizaciones... porque nadie sabe lo que es".

Aparte de que la política exterior de España no soporta hoy media bofetada, recomiendo escoger para este nuevo formato del Ritz púgiles de similar peso.

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