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Amando de Miguel

Geografía del lenguaje

Don José María, siempre tan observador de la realidad cotidiana, recuerda que en Asturias, la palabra comicio no tiene nada que ver con las elecciones. "Es la situación de prevaricación en los que unos comen a costa de los otros".

Frank Vera (La Habana, Cuba) razona que en Cuba el retrete es el escusado, con ese, no con equis. Por otra parte, don Frank entiende que la famosa pregunta "¿qué carajo es esto?" resulta pintiparada para tratar de definir la actual situación política de Cuba. Añade: "El humor popular cubano, al referirse al sistema económico y político, dice que es un cochimono, ni es cochino ni mono". Entiendo que el humor popular es la respuesta habitual a la imposición autoritaria. En España sabemos algo de eso.

Carlos M. Padrón se rebela contra la denominación de "cuartito preciso" que, según Manuel González Cudilleiro, los canarios dan el retrete. Don Carlos sostiene que en Canarias el retrete es el retrete, en todo caso, ahora, el cuarto de baño.

Francisco González precisa la significación de peso y peseta en el habla cubana: "El peso viene del antiguo duro. De hecho, durante los primeros años después de la independencia siguió circulando el duro acuñado en España. Aquellos duros eran de plata y, cuando se hizo el peso, se acuñó con el mismo tamaño y aleación, cambiando solo el diseño. El símil no terminó ahí, ya que se acuñaron monedas de 20 centavos que se siguen llamando pesetas".

Carlos Iradier Larrea me envía la equivalencia de algunos sonoros venezonalismos:

  • Guachimán (= vigilantes nocturno; del inglés watchman).
  • Todero (= empleado que realiza diversas ocupaciones).
  • Paltó (= chaqueta, americana).
  • Musiú (= extranjero).
  • Catira (= persona de pelo rubio o de piel blanca).
  • Utilidades (= paga extra).
  • Sarataco (= el que está algo excitado eróticamente).
  • Cuca (= órgano sexual femenino).
  • Palo (= trago de alguna bebida alcohólica).
  • Pasapalo (= tapa de comida que acompaña a la bebida).

Elena Mª Antuña Bernardo me aclara que babayu, en asturiano, no es "babeante" sino presumido sin causa. Pregunto: ¿podría ser el equivalente asturiano de cursi? Como saben los libertarios, estamos buscando epítetos para Zapatero. La cuestión es puramente festiva sin ánimo de molestar. Son bien recibidos los piropos.

Una vez más, copio una parte de la simpática emilia que me envía José Mª Navia-Osorio corresponsal obsequioso y diligente:

Uno de los méritos de "La lengua viva" es que nos descubre que las expresiones que creíamos exclusivas de cada región se emplean también en otras regiones de España. En algunos casos es lógico como ocurre con expresiones comunes entre Zamora y Asturias, pero en otros casos la distancia geográfica es tan grande que las coincidencias son llamativas. A propósito de las palabras que creemos exclusivas de nuestro pueblo suelo contar la misma anécdota. Por motivos que no vienen a cuenta un paisano de Villayón (en las montañas del occidente de Asturias, cerca de Navia) se creyó en la obligación de hacerme un regalo. Apareció por mi casa con un saco y diciendo a mi mujer que le traía "una cosa muy típica de su pueblo", seguía diciendo "Allí lo llamamos cebollas". Abrió el saco que contenía... cebollas. A mi mujer sólo se le ocurrió decir "pues aquí también". Viene esto a cuento de algunas cosas que se creen típicas de alguna región y que usamos también en Asturias. Unos ejemplos: En Valencia dicen "tira que va", en Asturias decimos "tira que libra". Claramente alude a que un vehículo puede pasar por un sitio estrecho sin tropezar. En Albacete dicen "rular" como "rodar". Mis hijos también lo usan cuando quieren que se reparta algo: "que rulen los pasteles". La expresión "Ea" se usa hasta en la Salve "Ea pues, Señora, abogada nuestra". En Asturias también empleamos "curioso" como sinónimo de hábil de "apañao" para entendernos. El operario que me hace las chapuzas en casa me decía hace unos días" no hace falta llamar a un carpintero porque yo soy curioso para la madera". También se usa a veces en términos despectivos, "en vez de llamar a un fontanero llamó a un curioso y se le inundó la casa" pero el curiosos también puede ser el no titulado para un oficio pero que lo hace mejor que los titulados "como el traumatólogo no le curaba fue a un curioso y quedó como nuevo". También es llamativa la cantidad de gente que cuenta historias como si le hubieran ocurrido a él pero que en realidad le ocurrieron a otras personas o incluso son invenciones. Dan origen a lo que se llaman ahora "leyendas urbanas". Ocurre muchas veces con las anécdotas médicas. Muchas veces son invenciones malignas de los colegas que atribuyen a otro médico situaciones embarazosas "El Dr. Pérez, ya sabes el MIR de Trauma, le dijo una vez a un paciente "súbase" queriendo decir que se subiera a la camilla. En ese momento se le cayó el bolígrafo y se agachó para cogerlo. El paciente pegó un salto y se le subió a la espalda". Y al pobre Pérez le queda el estigma del incidente de por vida, aunque cambie de hospital "¿Tú eres el famoso Pérez al que le saltó a la chepa un paciente?".

Digo lo anterior porque la anécdota de "Que cara que gesto ¿qué carajo es ésto? ya me la contaba mi padre que también me contaba la historia de una señora cubana que paseaba en barca y decía "¡Qué bonito es navegar!, ¡Oh que durse balanseo, ¡Ay coño que me mareo!" (Todo ello con acento caribeño).

A ver si no es divertida la lengua viva de nuestros paisanos. Don José María, siempre tan observador de la realidad cotidiana, recuerda que en Asturias, la palabra comicio no tiene nada que ver con las elecciones. "Es la situación de prevaricación en los que unos comen a costa de los otros".

Santiago Roig Mafé (Vinarós, Castellón) relata una divertida historia de emparentamiento de lenguas:

Un amigo mío sevillano me sorprendió utilizando una expresión valenciana en el habla de su pueblo. Para confirmar lo que yo le decía, él exclamaba: ¡asómate!, expresión que me parecía sin sentido, hasta que caí en la cuenta de que era la transcripción fonética del valenciano "aixó mateix" (eso mismo).

Posiblemente esta expresión vino de los emigrantes valencianos que en los años 50 llegaron para poner en cultivo de arroz el delta del Guadalquivir.

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