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Amando de Miguel

Las entretelas del lenguaje

La serie de números ordinales resulta un tanto engorrosa de pronunciar a partir del "vigésimo" o incluso del "undécimo". De ahí que en la lengua corriente se dé paso a los equivalentes cardinales. No hay que sufrir por ello.

Manuel Delgado Tenorio arguye que el aviso de "prohibida la venta de tabaco a menores", escrito sobre las máquinas expendedoras de tabaco, es el correcto. No debe ser sustituido por el de "prohibida la compra de tabaco a menores". La razón aducida por don Manuel es que el espíritu de la ley no puede ser el de prohibir comprar sino el de prohibir vender en determinadas condiciones. Me convence. Es lo mismo que el cartel de "prohibida la venta ambulante". Sería un abuso prohibir la acción de comprar a los vendedores ambulantes.

Guillermo Gilabert se pregunta si debemos decir "la presidente" del Gobierno de Chile o de Alemania o si conviene pasarnos a "la presidenta". Me parece que el asunto está zanjado por el uso y porque cada vez habrá más "presidentas". Desde luego, Esperanza Aguirre es la "presidenta de la Comunidad de Madrid" y no hay más que hablar. Más difícil va a ser lo de "la sargenta", pero no suena mal lo de "la Virgen del Pilar como capitana de la tropa aragonesa". Recordemos que la lengua viva es lo que cuenta, aunque haya que vigilar los excesos, las ignorancias y las intemperancias.

Gonzalo Díaz Granda observa que ahora se repite mucho lo de "inalterable" para significar que algo no se altera, es decir, permanece inalterado. Así, "las relaciones entre ambos países permanecen inalterables" o el "marcador permanece inalterable". Bien, la diferencia no es tanta, pero, en efecto, en esos casos sería mejor lo de "inalterado", puesto que se puede alterar.

José Antonio Martínez Pons critica la expresión "medio ambiente". Tiene razón; bastaría con "medio" o solo con "ambiente". El Diccionario panhispánico de dudas propone que se escriba medioambiente, dado que, de todas formas, "medio" suele pronunciarse como átono. Ese es el criterio que sigue el arquitecto Antonio Lamela, una autoridad.

Gonzalo Fernández ha oído decir "a voz de pronto" para indicar algo que ocurre sobre la marcha o de forma inopinada. Se pregunta don Gonzalo si no sería mejor decir "a bote pronto". En efecto, esa expresión (de origen deportivo) es la correcta. Tengo para mí que se abusa un poco del "a bote pronto" en la conversación común.

F. Cardiel Briz (debo imaginar) asegura que lo de referirse a "Moncloa" de tantos periodistas de la tele, en lugar de "La Moncloa", le suena fatal. Bueno, habrá que condescender un poco. La costumbre ha hecho que se elimine el artículo en "Palacio" y, por extensión, en "Zarzuela". Un poco más y ese privilegio léxico se extiende a "Moncloa". Tampoco es para escandalizarse. Lo peor es cuando se amplía a "hemos bajado a Fábrica" o "hemos subido a Dirección".

Javier Aller del Valle (Gijón) advierte que "entre los miembros de la Guardia Civil produce serio malestar el hecho de que la prensa en general los denomine números". Pues no tienen por qué molestarse por tan poca cosa. Es una tradición secular que los miembros sin graduación de la Guardia Civil sean denominados como "números". De esa forma se quiere resaltar la impersonalidad, y por tanto la incorruptibilidad, del benemérito cuerpo, como suele decirse.

Ana Pérez Martil se siente molesta por la reciente tendencia a sustituir los números ordinales por los cardinales. "Ya no vivo en un duodécimo piso sino en un doce. No es mi vigésimo octavo cumpleaños sino mi veintiocho cumpleaños". Creo que algo ya hemos comentado algo sobre el particular. La serie de números ordinales resulta un tanto engorrosa de pronunciar a partir del "vigésimo" o incluso del "undécimo". De ahí que en la lengua corriente se dé paso a los equivalentes cardinales. No hay que sufrir por ello. El sábado se hizo para el hombre, no el hombre para el sábado.

Decía yo que para los israelitas el 9 era el número de la verdad pues, multiplicado por sí mismo (9 x 9), da un número (81), cuyas cifras, sumadas dan otra vez nueve. Pedro M. Monterde dice que esa cualidad se produce en todos los productos del 9 por los nueve primeros dígitos. Así, 9x1=9, 9x2=18 (1+8=9), 9x3=27 (2+7=9), etc. Para don Pedro esa cualidad hace del 9 un número mágico.

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