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Amando de Miguel

Capítulo de errores

Lamento tener que insistir en ello, pero estas cosas se estudian en el Bachillerato, y renunciar a saberlas porque no seamos gramáticos ni filólogos es renunciar a una parte fundamental de nuestra cultura.

Ignacio Frías me corrige la grafía del verso de Quevedo, "medulas que han gloriosamente ardido". Yo escribía "médulas", fiándome de la transcripción que figura en el estupendo Diccionario de citas de W. Castañares y J.L. González Quirós. Don Ignacio sostiene que en el español clásico se decía medulas, voz grave. En la 11ª edición del DRAE, en 1869, se pasó a "médula", esdrújula, que es como hoy la escribimos y pronunciamos.

La verdad es que el Diccionario de autoridades, el primero de la Real Academia, escribe medula o médula (= "el tuétano del espinazo que nace del celebro"). Pero el Tesoro de Covarrubias trae médula. En fin, no nos vamos a pegar por cosas de tan poca monta. No obstante, se agradece, una vez más, la finura libertaria.

Gabriel Camino (Barcelona) precisa que lo de las "médulas" del soneto de Quevedo son "medulas" y no son "del alma" como yo suponía. Don Gabriel sostiene que, tanto las venas como las medulas, son parte material del cuerpo que se hace polvo, cenizas. Creo que el de Barcelona tiene razón.

Carolina Martín García recoge la opinión de un crítico sobre la construcción de esta frase de una novela de César Vidal: "El reo iba acompañado de tres sacerdotes, era evidente, pero su comportamiento no podía resultar más diferente". El crítico señala que se trata de un ejemplo de homofonía. Doña Carolina opina que es más bien cacofonía. Tiene razón nuestra corresponsal. La homofonía es la proximidad de palabras con el mismo sonido y distinto significado, como vate y bate, o vaca y baca. La cacofonía es la proximidad de palabras con algunos sonidos semejantes (evidente y diferente). La cacofonía es bastante corriente, dado que en el vocabulario español se repiten muchos sonidos con una exasperante sensación de monotonía. No obstante, las figuras de repetición de sonidos (homofonía, cacofonía, paronomasia o sonidos parecidos) pueden resultar en juegos de palabras que resultan agradables. Suele ser un ardid del lenguaje poético y del ejercicio noético. Constituyen la base de muchos dichos y refranes.

Alfonso Tena (Montpelier, Francia) me corrige la aseveración de que "el subsecretario de un ministro está por encima de todos los secretarios y demás cargos excepto el ministro". Sostiene don Alfonso, con razón, que eso fue así en otros tiempos. En la actualidad el subsecretario puede tener por encima a un secretario de Estado y al mismo nivel al secretario general. El subsecretario queda más bien a cargo del personal de la gestión presupuestaria y de la organización. De todas formas, a lo que yo iba es que la palabra "subsecretario" no es lo que parece.

Benigno Barredo García sostiene que "miruéndano", en el Bierzo, es la fresa silvestre, no el madroño. Pero, amigo mío, el mundo no concluye en el Bierzo. En diversos lugares de Castilla y León el "meruéndano" (con "e") es, efectivamente, la fresa silvestre (no "salvaje", como se tradujo la famosa película), pero en otros es el madroño. Seguramente en Madrid los osos se flipaban con los madroños. Así que el escudo de Madrid podría ser una inconsciente apología de las drogas.

Javier Carrascón Garrido me aclara definitivamente la distinción entre verbos transitivos e intransitivos. Lo mejor es que transcriba su didáctico memorial para uso de los libertarios:

Estimado D. Amando: yo tampoco soy gramático, y mis etiquetas son tan antiguas como las suyas, o más. Pero sé que un verbo no puede ser a la vez transitivo e intransitivo, o unas veces una cosa y otras la otra, según nos dé por ponerle objeto directo o no. Un verbo es transitivo o no lo es. Si lo es, lo es todo el rato, al margen de cómo lo usemos.

Yendo a los ejemplos que usted ponía en su columna de hoy, 18 de Mayo, efectivamente el verbo escribir lleva objeto directo en una frase ("He escrito un libro") y no lo lleva en la otra ("He escrito a mi amigo"). Pero ser transitivo, lo es siempre, porque, se lo pongamos o no, lo mencionemos o no, podemos ponerle un objeto directo.

Y eso es lo que define a un verbo transitivo, que se le pueda poner objeto directo, independientemente de que se haga o no. Verbos transitivos son los que admiten el objeto o complemento directo. Aquellos cuya acción directa recae, necesariamente, sobre algo. Cuando digo "He escrito a mi amigo", no digo "qué" le he escrito, y por eso la frase no tiene objeto directo, pero no por no mencionarlo dejo de haberle escrito "algo", una carta, una nota, un insulto, una pregunta, una proposición deshonesta o una estupidez; y la necesaria existencia, (desde el momento en que alguien escribe), de ese "algo" que, como bien explica usted "ha sido escrito", es, aparezca o no en la frase, lo que convierte al verbo escribir en permanente e inalterablemente transitivo, y a ese "algo" es a lo que llamamos objeto directo cuando sí aparece.

Verbos intransitivos son los que en ningún caso pueden llevar objeto directo. "Nacer", "ir", "permanecer". De nada podemos decir nunca que "ha sido permanecido", "ha sido ido" o "ha sido nacido", porque ninguno de esos tres verbos admiten el objeto directo ni, por tanto, la forma pasiva. A los verbos a los que les pasa eso es a los que llamamos intransitivos. Y esta condición es también independiente de que lleven o no objeto indirecto, y, en este caso, también de que puedan o no llevarlo. Al contrario que el objeto directo, el indirecto no es decisivo para saber si un verbo es transitivo o intransitivo.

Porque el objeto indirecto, por último, ni es exclusivo de los verbos intransitivos, ni les es siquiera necesario. Pueden admitirlo tanto los intransitivos como los transitivos, y pueden no admitirlo ni unos ni otros. ( "Permanecer", por ejemplo, es un verbo intransitivo al que no se me ocurre cómo podríamos ponerle un complemento indirecto).

"Habló a un numeroso público": verbo intransitivo (habló) y objeto indirecto (un numeroso público).

"Dio una conferencia a un numeroso público": verbo transitivo (dio), objeto directo (una conferencia) y objeto indirecto (un numeroso público).

Lamento tener que insistir en ello, pero estas cosas se estudian en el Bachillerato, y renunciar a saberlas porque no seamos gramáticos ni filólogos es renunciar a una parte fundamental de nuestra cultura.

Acepto humildemente la lección en su doble sentido.

Aviso a los libertarios bibliófilos

El sábado 3 de junio, en la Feria del Libro de Madrid (El Retiro) firmo ejemplares de algunos de mis últimos libros. De 12:00 a 14:00 h. en Algaida-Grupo Anaya (casetas nº 120-124). De 18:00 a 21:00 h. en Librería Salamanca, caseta nº 133.

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