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Thomas Sowell

Los hechos son prescindibles para la izquierda

Los pobres son la sangre que corre por las venas de la izquierda, atrayendo activistas, apoyo entre la élite izquierdista y –quizá lo más importante de todo– permitiendo que la izquierda se regodee en la autocomplacencia como gente "que se preocupa".

Los conservadores que señalan cómo declina la audiencia de los informativos de los grandes canales de televisión y que la confianza pública en los medios en general está en caída libre, a menudo subestiman cuánta influencia tienen aún los medios progresistas. Por ejemplo, mientras que la economía ha tenido máximos casi históricos de crecimiento en la bolsa, con mínimos casi históricos en el paro y la inflación, las encuestas muestran que la gente piensa que la economía está en graves problemas. Una dieta estricta de interpretaciones profundamente pesimistas en los medios progresistas ha funcionado. La muerte de la influencia de los medios ha sido enormemente exagerada.

Hay en juego mucho más que meras tentativas partidistas de minar a la administración Bush. Durante décadas, los medios progresistas y la vanguardia izquierdista han tenido que luchar contundentemente contra las buenas noticias económicas. Su visión entera del mundo –y de ellos mismos– está en juego.

No es fácil. Incluso los americanos situados en el 20% más bajo en materia de ingresos han tenido ingresos reales superiores a los del pasado, y lujos de la clase media tales como microondas o vehículos motorizados son hoy comunes entre "los pobres". ¿Qué puede hacer la izquierda progresista? Pues seguir señalando cómo se reduce el porcentaje que el 20% más pobre tiene de los ingresos nacionales.

Por supuesto la gente no vive de porcentajes de sectores, vive de ingresos reales. Además, no es la misma gente permanentemente la que está atascada en ese 20% más bajo. Las tres cuartas partes de quienes estaban en ese 20% en 1975 se encontraron también entre el 40% con mayores ingresos en algún momento a lo largo de las dos décadas siguientes.

Tampoco hay nada misterioso o siniestro en el hecho de que el porcentaje de ingresos nacionales que van a parar a quienes se encuentran en ese 20% de menores ingresos haya bajado. ¿Cómo consigue dinero la mayor parte de la gente? Trabajando. ¿Qué sucede cuando el salario por el trabajo crece? El vacío entre quienes trabajan y los que no se ensancha. La mayor parte de la gente que está en el 20% más pobre no son trabajadores fijos a jornada completa. Existen, en la práctica, más cabezas de familia que trabajan fijos a jornada completa en el 5% de mayores ingresos que en el 20% más bajo.

Da lo mismo cuáles sean los hechos, porque siempre se pueden encontrar excepciones a esos hechos. Los medios progresistas nos inundan de noticias acerca de esas excepciones, que son presentadas como si fueran la norma.

La madre soltera de mediana edad que lucha por llegar a fin de mes mientras trabaja en un empleo de salario mínimo se ha convertido en la dieta básica de estos relatos periodísticos. En realidad, los datos procedentes de la Oficina de Estadística Laboral muestran que apenas el 2% de los trabajadores que tienen 25 años o más ocupan trabajos con el salario mínimo. Pero nunca lo adivinaría a juzgar por el circo mediático.

En general, la gente que gana el salario mínimo ha sido una fracción en declive de la población a lo largo del último cuarto de siglo. En cifras absolutas, han descendido de 7,8 millones a apenas algo más de 2, y eso que la población en conjunto ha crecido en número.

Algunas personas quieren conservar edificios históricos y otras quieren preservar los bosques o el arte. Pero los medios progresistas y la élite izquierdista intentan ferozmente preservar la visión de pobreza e inestabilidad económica.

¿Por qué estas tentativas desesperadas por preservar la pobreza como visión mientras se deteriora como realidad? Porque son "los pobres" los que conceden a la izquierda su autoridad moral y poder político. Simplemente el hablar de "los pobres" parece referirse a un grupo permanente de personas en lugar de ser habitantes del extrarradio clasificados como de ingresos bajos que, en unos cuantos años más, estarán clasificados en un segmento de ingresos más elevados.

Los pobres son la sangre que corre por las venas de la izquierda, atrayendo activistas, apoyo entre la élite izquierdista y –quizá lo más importante de todo– permitiendo que la izquierda se regodee en la autocomplacencia como gente "que se preocupa". Pero, si se preocupasen realmente, querrían saber cuáles son los hechos y cuáles son las consecuencias reales de sus diversas panaceas.

La gente verdaderamente concienciada querría conocer, por ejemplo, cuáles son las consecuencias reales de las leyes de salario mínimo; leyes sobre las que existen pruebas en todo el mundo de que generan paro. Pero, ¿por qué arriesgar una visión embriagadora por simples hechos?

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