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M. Malkin

La verdad sobre Haditha

La izquierda insiste en dar el beneficio de la duda a sospechosos de ser terroristas extranjeros antes que a nuestros hombres y mujeres de uniforme. Y eso, evidentemente, yo no estoy dispuesta a hacerlo.

El representante demócrata John "huída rápida" Murtha cree saber la verdad acerca de Haditha y ha estado predicándola a los cuatro vientos hasta en el último programa de televisión por cable que acepta recibirlo. El ex marine bocazas ha acusado a las tropas de matar voluntariamente a alrededor de dos docenas de civiles, niños incluidos, "a sangre fría" en tierra de terroristas en Irak el pasado noviembre. Hay en marcha investigaciones militares tanto del propio incidente como de las acciones de los altos mandos como consecuencia de lo de Haditha.

Déjeme repetir eso: las investigaciones están en curso. No se esperan informes oficiales en varias semanas.

No conozco la verdad sobre Haditha. Ni tampoco Murtha o los medios que llaman masacre a la presunta masacre antes de conocer los hechos. Ayudaría si pudieran presentar estas graves acusaciones sin servir como oficinas satélite de Al Jazeera. El senador republicano John Warner, que al igual que Murtha también sirvió en los marines, dio con el tono adecuado a lo largo del fin de semana rechazando, al contrario que Murtha, dar un veredicto en contra de los marines antes de juicio. Evitó así el Síndrome de Enajenación Mental anti Bush, sin que le impidiera hablar muy seriamente de las alegaciones.

Sí sé algo. Hay niños muertos. Otros niños han quedado huérfanos. Hay fotografías de agujeros de bala y casas con sangre. Hay relatos contradictorios acerca de lo sucedido el pasado 19 de noviembre y alegaciones serias sobre un posible encubrimiento.

También sé esto: el cabo de infantería Miguel Terrazas, el marine que fue asesinado por un explosivo de fabricación casera junto a la carretera ese día, dejó una orgullosa tradición familiar de servicio militar. Había recibido una distinción por valentía en su primer destino en Irak en el 2004. Uno de sus compañeros marines dijo que el cuerpo de Terrazas fue separado en dos partes por la explosión que golpeó su Hummer mientras patrullaba esa mañana.

Y está esto: Haditha rebosa de terroristas. Associated Press señala que "en apenas tres días del agosto pasado, seis francotiradores de los marines resultaron asesinados en Haditha y otros 14 marines murieron en la cercana Parwana en la explosión en una carretera más mortal de la guerra". El líder de Al Qaeda más buscado, Abú Musab al-Zarqawi, ha vivido presuntamente en Haditha. El Washington Post citaba a un abogado militar que destacaba que el 19 de noviembre fue "el peor día" en Irak para el Tercer Batallón de los Marines.

"Además de la vigilancia con dispositivos no tripulados ese día", informaba el diario, "Harriers AV-8 estaban soltando bombas, los helicópteros evacuaban a los heridos, y tuvo lugar una gran refriega a apenas medio kilómetro del lugar donde tuvieron lugar los disparos a civiles, según dijeron bastantes personas con datos sobre la investigación". El audio de las comunicaciones por radio de ese día contradice la afirmación del representante Murtha de que los marines no fueron objeto de fuego de arma ligera tras la explosión en la carretera, según una de las fuentes militares del Post.

También sabemos esto: funcionarios del Servicio de Investigación Criminal Naval no han dado la espalda a lo que sucedió ese día. La revista Time, que publicó inicialmente la noticia de los relatos de los supervivientes que incitó la investigación militar, informa que los residentes de Haditha –que tienen aún que ser visitados por alguno de los propios funcionarios de Irak– "estaban agradecidos por la exhaustividad de la investigación" y "estaban especialmente impresionados por los investigadores del NCIS" que realizan allí tres investigaciones distintas.

Finalmente, está este hecho incontestable: hay un sinfín de radicales pacifistas en la izquierda norteamericana deseando y apoyando el fracaso. Creen lo peor de las tropas. Han apoyado ciegamente a fraudes que han falseado su servicio militar y mentido acerca de atrocidades de guerra. Se han aliado con excéntricos socialistas y brindado apoyo a dictadores criminales. Buscan cualquier excusa para salir corriendo de Irak, abandonar tanto las operaciones militares como la reconstrucción del país y destituir al presidente. Insisten en dar el beneficio de la duda a sospechosos de ser terroristas extranjeros antes que a nuestros hombres y mujeres de uniforme. Y eso, evidentemente, yo no estoy dispuesta a hacerlo.

Esperaré. Rezaré. Y les recordaré que mientras el asesinato de civiles es y continúa siendo una anomalía en la historia militar americana, es el estilo de vida de los jihadistas.

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