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Rod D. Martin

La escasez de petróleo es un mito

Los pronosticadores del fin del mundo se equivocan una vez más y, como siempre, subestiman el ingenio humano, cuando este cuenta con incentivos en el diseño y aplicación de nuevas tecnologías para lograr aumentar la oferta

“En Estados Unidos no hay escasez de petróleo… lo que hay es falta de voluntad en Washington para que los trabajadores norteamericanos lo extraigan”, mantiene Richard Pombo, congresista republicano de California.
 
Con los precios del petróleo alcanzando niveles récord, la izquierda culpa al presidente y exige una serie de costosas “soluciones” intervencionistas. Además, aseguran que nos estamos quedando sin petróleo.
 
Ya en 1874, el geólogo del estado de Pensilvania mostraba gran preocupación porque apenas quedaban cuatro años de petróleo. En 1914, el gobierno en Washington anunció que quedaban 10 años. De nuevo, en 1940, el gobierno determinó que las reservas petroleras se consumirían en los próximos 15 años. En 1977, el presidente Jimmy Carter se lamentaba de que en una década ya no podríamos importar petróleo “de ningún país, a un precio aceptable” para cubrir nuestras necesidades.
 
La realidad ha sido totalmente diferente. La estimación sobre las reservas mundiales aumentaron de 60 mil millones de barriles en 1920 a 600 mil millones de barriles en 1950, a 2 billones (millones de millones) en 1990, a 3 billones para el año 2000 y siguen creciendo.
 
¿Por qué? Porque en la medida que crece la demanda y aumentan los precios, las compañías petroleras hacen mayores esfuerzos en exploración. Cuando el petróleo es barato, dejan de hacerlo.
 
Según Daniel Yergin, de Cambridge Energy Research Associates, la producción para el año 2010 aumentará un 20%, para alcanzar 101 millones de barriles diarios.
 
Los pronosticadores del fin del mundo se equivocan una vez más y, como siempre, subestiman el ingenio humano, cuando este cuenta con incentivos en el diseño y aplicación de nuevas tecnologías para lograr aumentar la oferta.
 
La realidad es que los expertos nos aseguran que ya podemos extraer 150 mil millones de barriles adicionales en Estados Unidos, 175 mil millones de barriles de las arenas bituminosas del Canadá, 300 mil millones del fondo de los mares y unos 2,6 billones de barriles de los suelos rocosos de Colorado, Utah y Wyoming.
 
Con los actuales precios es negocio hacer todo eso y una vez más caerán los precios, como sucedió en los años 80.
 
Los tradicionales enemigos del crecimiento rechazan todo esto y lo mismo que los extremistas del medio ambiente están equivocados. Hay más que suficiente petróleo, inclusive para los 2.500 millones de nuevos consumidores en la India y China, economías que están creciendo rápidamente. Ese aumento sin precedente de la demanda petrolera ha disparado el precio del petróleo, lo cual a su vez proveerá el crecimiento de la oferta y se reducirá de nuevo el precio.
 
Los culpables de gran parte del aumento del precio del petróleo han sido los mismos ambientalistas que tratan de asustarnos y bloquean la producción tanto en zonas costeras como en Alaska, a la vez que han impedido la construcción de toda nueva refinería en Estados Unidos durante más de una generación.
 
Los más afectados con todo eso han sido los países más pobres de África y América Latina, la misma gente por la cual la izquierda nos asegura sentir una gran compasión.
 
Estados Unidos es el país más rico de la historia de la humanidad gracias a que los mercados funcionan libremente y también por la capacidad empresarial e innovadora de su gente. Pero aquí, como en todas partes, la izquierda fomenta el miedo y la “redistribución” de la riqueza. Todos los que vivimos bajo el gobierno de Jimmy Carter sabemos adonde conduce eso.

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