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Ignacio Villa

No hay casualidades que valgan

La reunión que se iba a celebrar este martes no es más que la escenificación que los socialistas vascos, en representación del presidente del Gobierno, están haciendo del proceso de rendición

Este martes tenían previsto reunirse en Bilbao los socialistas vascos y la ilegalizada Batasuna. Un encuentro que, finalmente, se ha aplazado debido al tremendo accidente del Metro en Valencia. Un aplazamiento que es pura estrategia de imagen y que no ahorra un ápice al fondo de la cuestión. Ya sea ahora, o dentro de una semana, es una reunión con lugar, fecha y hora establecidos, como si fuera un encuentro normal entre formaciones políticas democráticas. La diferencia es que en una parte de la mesa están sentados los terroristas y en el otro extremo el partido que sustenta el Gobierno de España y que, por lo tanto, está legitimando a los que acuden a la reunión en representación de los terroristas.

Es obvio que Batasuna es un partido ilegal. Batasuna está ilegalizada por ser parte de ETA. Que los socialistas vascos están saltándose todos los pactos firmados entre demócratas al sentarse en una mesa de negociación con los terroristas es una realidad ante la que no se puede cerrar los ojos, y es que el partido de un tal López se está saltado a la torera la Ley de Partidos. La reunión que se iba a celebrar este martes no es más que la escenificación que los socialistas vascos, en representación del presidente del Gobierno, están haciendo del proceso de rendición. Una escenificación que, como todas, parte de un guión escrito con anterioridad.

Lo que no sabíamos con certeza hasta el domingo es que ese guión comenzó a escribirse antes incluso de las elecciones de 2004. Unos hechos que nos llevan a una pregunta: ¿qué razones había para que los terroristas etarras consideraran a Rodríguez Zapatero como el interlocutor válido en un momento en que estaba muy lejos de llegar al poder? La situación es de una naturaleza tal que resulta imposible de explicar sin pensar que existen pactos y acuerdos con los terroristas anteriores a los atentados del 11 de marzo.

Esta legislatura comenzó muy mal, con un golpe mediático en vísperas de unas elecciones generales; en estos momentos nos encontramos en un proceso de rendición del Gobierno ante los terroristas. Tal coincidencia es difícil que sea mera casualidad y no forme parte de una estrategia en la que ETA hace el trabajo sucio y Zapatero se presenta como el pacificador sumiso. En el camino, eso sí, se llevarán por delante nuestra libertad. Como si les importara.

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