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Carlos Rodríguez Braun

Zapatero y admiradores

Es decir, la política no es responsable, la gente libre siempre hace las cosas mal, y por tanto ha de venir la política para lograr que la vivienda consiga, en la usual retórica fantasiosa y arrogante, un "aterrizaje suave".

Declaró José Luis Rodríguez Zapatero: "La riqueza que se hace sólo a costa de construir y construir es para unos pocos y no para la mayoría".

Es típico de los enemigos de la libertad desconfiar siempre de lo que hace la gente libre y creer que la política carece de efectos o incentivos no plausibles. Por ejemplo, esa bobada de creer que la riqueza se alcanza "a costa" de alguien o algo. Antes era a costa del obrero, y ahora es a costa del medio ambiente o de "la mayoría", lo que es igualmente disparatado, porque Zapatero sabe muy bien que se construyen casas para millones de personas que se benefician de ellas. Asombrosamente, no dijo ni una palabra de los tipos de interés o de la fiscalidad sobre el ahorro, que sí claramente han incentivado la inversión en el odiado "ladrillo". Si algún día sobreviene una crisis inmobiliaria, jamás pensarán las autoridades que igual ellas tienen que ver con la sobreinversión.

Es decir, la política no es responsable, la gente libre siempre hace las cosas mal, y por tanto ha de venir la política para lograr que la vivienda consiga, en la usual retórica fantasiosa y arrogante, un "aterrizaje suave".

Pero si los políticos socialistas son deplorables, sus admiradores también dan mucho de sí. Günter Grass denunció las amenazas a la libertad de prensa, pero no por el fascismo, con el que simpatizó en su juventud, ni por el socialismo, con el que simpatizó después, sino por... el capitalismo. Y lo más delicioso fue su cántico a Zapatero a propósito de los descarados manejos del Gobierno en el sector de la energía, porque según Grass lo que hace nuestro preclaro líder es ¡favorecer la competencia!

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