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Pablo Molina

Los protocolos de los sabios de León

Lo correcto hubiera sido que ZP utilizara un Mystere para sus asuntos domésticos, siquiera por una cuestión sentimental. Pero es que este hombre no respeta ni sus propias tradiciones. ¿Cómo vamos a esperar que respete las de los demás?

Los socialistas, con Pepiño Blanco a la cabeza, no dejan de ilustrarnos sobre la dimensión eminentemente genocida del pueblo israelí. Sólo falta que desvelen las claves de la conjura hebraico-fascista para dominar el mundo, pero tranquilos que todo se andará. Mas atribuirle al estadista de Palas de Rei todo el mérito de la campaña antijudía sería injusto. En realidad, la teoría socialista sobre el problema judío fue gestada en los cenáculos monclovitas, en una de esas tormentas de ideas que de vez en cuando convoca su inquilino.

En un programa de Radio Intereconomía, Alejo Vidal Quadras cometió la indiscreción de contar a la audiencia el desarrollo de una curiosa cena del matrimonio Rodríguez-Espinosa con los Benarroch, ella acreditada estilista de las figuras más elegantes de la progresía española. La teoría de ZP sobre la maldad esencial del pueblo judío no debió diferir mucho de la que Blanco ha concretado en sus últimas comparecencias, pues el esposo de la Benarroch, según don Alejo "judío de los de Sinagoga", se levantó airado de la mesa, cogió a su señora del brazo y dio por acabada la cena no sin antes lanzar un par de exabruptos al anfitrión. Si Doña Sonsoles comete en adelante algún desaguisado estético, pueden ustedes estar seguros de que la responsabilidad no será de la casa Benarroch.

Los señores Zapatero se han quedado, pues, sin asesora de imagen, una trágica circunstancia que ha obligado a Sonsoles a ocuparse ella misma del vestuario familiar. De ahí su viaje a los acreditados almacenes Harrods, propiedad de un fiel observante de la "religión de la paz", faltaría más. Dice el ministro Sevilla que el boato del desplazamiento, con avión oficial incluido, está a la altura del respeto elemental que merece el presidente ZP por razón de su cargo. No estoy de acuerdo. El artífice de la teoría de la paz perpetua, la alianza de civilizaciones y la fraternidad universal no puede entrar en unos grandes almacenes como el común de los mortales. Lo decoroso hubiera sido que a la entrada hubiera estado esperándole una banda de honores, con numeroso público a ambos lados de la alfombra roja agitando banderas republicanas y pañuelos palestinos.

El Mystere fue un avión diseñado especialmente para que los dirigentes socialistas llegaran con puntualidad a los toros, función que, forzoso es decirlo, cumplieron los aparatos con total eficacia. Lo correcto hubiera sido que ZP utilizara ese mismo modelo de avión para sus asuntos domésticos, siquiera por una cuestión sentimental. Pero es que este hombre no respeta ni sus propias tradiciones. ¿Cómo vamos a esperar que respete las de los demás?

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