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Miriam Leiva

Las Damas de Blanco demandan la libertad

Este 7 de agosto caminamos con nuestro tradicional gladiolo en una mano y blancas azucenas en muestra de paz y amor en la otra. Continuaremos luchando porque estamos convencidas de que no hay nada imposible si se cuenta con la razón.

El 7 de Agosto, como todos los domingos desde el 30 de Marzo del 2003, las Damas de Blanco asistieron a misa en la Iglesia Santa Rita de Casia y caminaron por el centro de la 5ª Avenida de Miramar en La Habana. Pero no era un domingo común, fue el primero después de la delegación provisional del poder por Fidel Castro a Raúl Castro y otros cinco dirigentes cubanos.

Ese movimiento de la sociedad civil cubana no tiene un carácter político, preferencias ideológicas ni exclusiones confesionales. No retamos ni somos un partido. No tenemos portavoz ni jerarquía. Somos voces de los 75 inocentes prisioneros de conciencia de la Primavera Negra del 2003 y nuestras familias. Hemos sufrido mucho, pero no albergamos ni odios ni rencores.

Si algo ha resultado evidente esta semana, es que el gobierno de Cuba tiene que abrirse a su pueblo y simultáneamente al mundo. El miedo contenido se respira, se siente en las calles vacías de La Habana, las ciudades y pueblos de todo el país. Ni siquiera el bullicio, para no decir el ensordecedor escándalo de la música en edificios y autos, ha abundado. Los comentarios quedos y temerosos no se corresponden con la idiosincrasia estrepitosa y bullanguera. Sólo las causas de esta calma irreal provocan que nadie se sienta a gusto con la quietud y la casi ausencia de los habituales sonidos. Es como si todos se hubieran detenido, estupefactos; se ha sentido el acecho con todos los medios represivos preparados para actuar a la menor señal.

Ya Cuba nunca será igual. El pueblo se merece tener el derecho de expresarse sin miedo, conocer que sucede, contribuir con sus opiniones; participar en las decisiones; ser realmente dueño de su destino; coadyuvar a que nuestra Patria se recupere económicamente y se incorpore a la colaboración internacional.

Un primer paso tiene que ser la libertad de los 75 prisioneros de conciencia, esos condenados injustamente en Marzo de 2003 a penas de hasta 28 años: los 60 que están en las cárceles y los 12 que se encuentran en el país bajo licencia extrapenal por motivos de salud; así como la excarcelación de los demás prisioneros de conciencia y políticos pacíficos, incluidos quienes desde Julio de 2005 esperan cargos y juicios.

Las Damas de Blanco aspiramos poder vivir en libertad y democracia. Añoramos el respeto de los derechos y la paz entre todos. Cuestiones muy importantes para los cubanos desde hace siglos, y que se evidencia en el papel relevante desempeñado por Cuba en la elaboración de la Declaración de Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas, adoptada en 1948 y muchísimos ejemplos más.

No cejaremos en nuestro empeño, a pesar de ser pacíficas mujeres desprotegidas, pero provistas de inmenso tesón y pasión por nuestros familiares, nuestro pueblo y nuestra Patria. No siempre podemos ser muchas; se sabe las múltiples dificultades existentes en nuestro país y la represión contra todas. Pero cada domingo y siempre que sea oportuno estaremos juntas, y seguramente incrementando el esfuerzo para participar.

Este 7 de agosto caminamos con nuestro tradicional gladiolo en una mano y blancas azucenas en muestra de paz y amor en la otra. Continuaremos luchando porque estamos convencidas de que no hay nada imposible si se cuenta con la razón.

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