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Agapito Maestre

Peor, imposible

He ahí la diferencia entre el PP y el PSOE. Los primeros son unos pardillos y los segundos unos sinvergüenzas.

Ni las catástrofes permiten descansar a los malvados. Después de oír las declaraciones de la ministra de Medio Ambiente, Cristina Carbona, sobre los incendios de Galicia, he visto con nitidez la pretensión del gobierno de Zapatero. Sí, he conseguido retener que la imagen de España en el mundo es mala, pero es aún peor su realidad política. De aquí a las elecciones de 2008, si es que no las suspenden (sic), o adelantan, España será un infierno. Zapatero se encargará de que no haya un solo acuerdo entre el PP y el PSOE. El PP será criminalizado por su pasado, presente y porvenir. Gobernar con el terrorismo en las Vascongadas y el nacionalismo en el resto de España ocupará toda la agenda de Zapatero. De aquí a las elecciones Zapatero sólo tiene un objetivo negar la España democrática, la España moderna, que ha enseñado al mundo la posibilidad de convivencia de diferentes ideologías. 

Y es que a los gobiernos despóticos no les importa nada lo que diga la oposición, ni siquiera cuando ésta se muestra indulgente con el Gobierno. Una prueba de lo que digo son las declaraciones de Cristina Narbona ante la mano tendida del PP para acabar con los incendios en Galicia. El jefe de la oposición, Rajoy, ha abandonado su período de vacaciones para referirse a la dramática situación. Algo es algo; aunque, tal y como está la cosa, yo dejaría las vacaciones para otro año. En fin, el sensato Rajoy ha sido prudente, quizá demasiado, y no ha querido buscar responsables políticos de la catastrófica situación al decir que no es tiempo de culpar a nadie, tampoco a la Xunta, de los incendios de Galicia. Más aún, Rajoy se ha mostrado dispuesto a colaborar con la Xunta y, con su mejor voluntad, ha hecho un llamamiento a todos los gallegos, especialmente a los que conocen las zonas siniestradas, para que ayuden a extinguir cuanto antes los incendios.

Está bien. Esas declaraciones son correctas, pero se convierten en penosas, casi patéticas, cuando oímos las de la ministra de Medio Ambiente, quien con desparpajo cruel y maldad berroqueña ha culpado de todos los incendios de Galicia al anterior gobierno del PP. He ahí la diferencia entre el PP y el PSOE. Los primeros son unos pardillos y los segundos unos sinvergüenzas. Rajoy es un buen hombre, incluso podría ser un buen presidente de Gobierno en un país normal, pero España, por desgracia, requiere en estos momentos de hombres políticos, de animales políticos, que al menos dejen de hacer vacaciones, cuando el país se hunde por todas partes, y llame a las cosas por su nombre, o sea, que Touriño y la Xunta son los principales responsables de no haber atajado en su momento la tragedia provocada por los incendios.

Pero, además, son los cómplices de un Gobierno español que quiere acabar con la democracia. Sí, sí, los nacionalistas y los socialistas son extremadamente claros en sus alternativas. O con ellos o contra ellos. Jamás defenderán el derecho de sus adversarios a no ser de su opinión. El totalitario es tajante. O estás con los buenos o estás con los malos. Recuerdan las palabras de Peces-Barba el día del homenaje a Carrillo, mientras retiraban la estatua ecuestre de Franco, sí, allí, en aquel extraño aquellarre-homenaje al responsable de miles de muertos en Paracuellos, sólo cabían los buenos. No podían traspasarse las líneas. Las transgresiones, las disensiones y las reconciliaciones entre esferas de ideas diferentes fueron prohibidas el 11-M. El Gobierno que de allí surgió sólo tenía un objetivo: eliminar la oposición a través de un proceso de estigmatización propio de dictaduras populistas.

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