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¿Quiénes son hoy los terroristas?

Es un uso perverso del lenguaje. El Gobierno ha dejado de llamar terroristas a Otegi, Barrena y Josu Ternera para llamárselo a los retenes expulsados en Galicia por no saber gallego.

En el pensamiento político clásico, desde los griegos hasta Popper, el rigor en el uso del lenguaje político era sinónimo de la responsabilidad y la seriedad de la actuación política. La función del lenguaje es mostrar, con mayor o menor fortuna, la realidad. Por eso, cuando el lenguaje no se usa lealmente para definirla, entramos en el terreno de la locura o en el del cinismo y la mentira.

En el segundo año de Gobierno Zapatero, asistimos al uso del lenguaje como instrumento de ocultación y manipulación de la realidad. En el Ministerio del Interior se amontonan los informes acerca de la preocupante realidad de las calles vascas. Los responsables policiales lo saben perfectamente. Pero "ya no hay terrorismo", repite De la Vega ante el espanto de policías, concejales y empresarios vascos y navarros. En el lenguaje del Gobierno, ni ETA ni Hezbolá son terroristas.

Pero el uso de su lenguaje va más allá. Esta suavidad con ETA contrasta con la agresividad del lenguaje político contra otros colectivos que molestan al inquilino de La Moncloa. Las víctimas, el PP o el Foro de Ermua son "enemigos de la paz", y Aznar y Rajoy "amigos de las guerras". Ahora, cuando creen deslegitimados a éstos, van a por otros molestos testigos de su política.

Ante los incendios de Galicia, se han conocido la falta de medios humanos y la previa purga política y lingüística entre funcionarios y retenes. Con la llegada de socialistas y nacionalistas, profesionales con amplia experiencia en la lucha antiincendios quedaron fuera por no saber gallego. Pero tras las denuncias de los gallegos no nacionalistas acerca de las consecuencias, la ministra Narbona culpa precisamente a los depurados de iniciar los fuegos que han costado varios muertos. Dando un paso más, el Gobierno de Zapatero y los medios que lo escoltan empiezan a utilizar el término "terroristas" contra los pirómanos, previamente identificados con los retenes que no saben gallego. Sutilmente al principio, y groseramente después, cargan dialécticamente contra quienes denuncian las consecuencias del nacionalismo del PSG.

Es un uso perverso del lenguaje. El Gobierno ha dejado de llamar terroristas a Otegi, Barrena y Josu Ternera para llamárselo a los retenes expulsados en Galicia por no saber gallego. Y lo ha hecho con el miserable argumento de identificarles con los pirómanos. Tal acusación es insoportable; el terrorismo es el peor crimen político y moral posible, y el Gobierno ha relajado y manipulado el lenguaje de tal forma que puede acusar a los retenes de terroristas y al mismo tiempo liberar a ETA del calificativo.

Los terroristas han vuelto a las calles vascas; queman, aterrorizan y extorsionan. Pero el Gobierno habla de paz y dice que no hay terrorismo. A la vez, el gobierno llama terroristas a los pirómanos, por extensión a los retenes purgados lingüísticamente. Dialécticamente, está convirtiendo al terrorista en adversario político, y al adversario político en terrorista. "Terrorismo", "guerra", "paz", "violencia" son usados a conveniencia del poder. Por eso, la pregunta que cada vez más españoles se hacen, y que tienen miedo a responderse, es: ¿quiénes son hoy los terroristas para el Gobierno? Otegi, no, desde luego.

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