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Isabel Durán

De Helsinki a la España residual

Haga lo que haga el jefe del ejecutivo residual, la victoria de los Txapotes e Iñakis Bilbaos ya no tiene vuelta atrás.

Mientras el presidente de la España residual y su mujer pasaban una nueva jornada de extranjis a costa del erario fuera de nuestras fronteras, los terroristas y sus organizaciones afines han tomado las calles del País Vasco al grito de "Estado español, Estado terrorista" y "la lucha es el único camino". Simbólicas y emblemáticas coincidencias que constituyen el principal legado ya de José Luis Rodríguez Zapatero. Haga lo que haga el jefe del ejecutivo residual, la victoria de los Txapotes e Iñakis Bilbaos ya no tiene vuelta atrás. Eso sí, el real matrimonio de los Rodríguez se dedica al turismo "gratis total" con el engaño premeditado de La Moncloa. Un engaño generalizado y masivo, extensible al resto de los departamentos gubernamentales.

Y es que, conforme pasan los días, dos años largos ya, la mentira y la manipulación se han convertido en las auténticas señas de identidad del gabinete de Zapatero. Y, naturalmente, van haciéndose más grandes, burdas y chuscas. El primer fin de semana de la vuelta al "cole" y el consiguiente retorno a la actividad política post-veraniega, se han producido cuatro manifestaciones convocadas por organizaciones ilegalizadas e incluidas en las listas de organizaciones terroristas de la UE y cuatro actos de terrorismo callejero: dos autobuses incendiados con cócteles molotov, una barricada de neumáticos y una Casa del Pueblo en Intxaurrondo atacada. Mientras esto ocurre en el País Vasco, el paseante en jefe de la España residual concluye en Helsinki que "hay que tener confianza".

¿Confianza en qué? ¿En la remodelación sin precedentes en el seno del Ministerio del Interior, por sorpresa, sin mediar diálogo alguno con la oposición o con los socios de viaje parlamentarios ni tan siquiera consultar a los propios afectados, la Guardia Civil y la Policía? ¿Confianza en la lucha antiterrorista cuando su máximo jefe ha sido ascendido de funcionario de "nivel 29 a 30" (Rubalcaba dixit), mientras pesa sobre él la más grave de las acusaciones, es decir, avisar desde su Comisaría General de Información a los propios terroristas para que el juez no les detenga? ¿Confianza en el esclarecimiento del 11-M si se reescriben hasta los datos del macroatentado en la página web oficial del Ministerio, en la que se ocultan desde los nombres de los detenidos hasta los nombres y apellidos de los muertos y de las víctimas vivas?

En definitiva, aunque el paseante presidencial continúe su carrera para repetir en La Moncloa, antes se coge al mentiroso que al cojo. Lo malo es que, de seguir Zapatero, no quedarán ni los cojos ni los despojos de la España residual.

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