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Pablo Molina

Los alienados

El único Marx serio que ha dado la Historia, Groucho, decía que no podía formar parte de un club que admitiera como socios a tipos como él. Los sucesores del otro Marx, en cambio, tienen menos escrúpulos a la hora de alienarse.

La cumbre de los países no alineados reúne en La Habana a lo más granado de la política mundial. De Irán a Siria, pasando por Corea del Norte, Vietnam y Mongolia, todos firmes defensores de la libertad y la democracia, son acogidos fraternalmente para este evento por la Cuba castrista, que en términos de libertades civiles también tiene mucho que decir, como es notorio. El único Marx serio que ha dado la Historia, Groucho, decía que no podía formar parte de un club que admitiera como socios a tipos como él. Los sucesores del otro Marx, en cambio, tienen menos escrúpulos a la hora de alienarse.

Hugo Chávez, estrella del evento con permiso del Ausente, dijo nada más llegar a La Habana que el acontecimiento está llamado a convertirse en el instrumento que devolverá el equilibrio al mundo. A él no se lo ha devuelto todavía; sólo hay que escuchar sus acusaciones a Bush de ser el organizador de los atentados del 11-S. Pero no seamos pesimistas, la cumbre acaba de empezar y es pronto para hablar de resultados, ni siquiera psiquiáticos.

La vocación de esta asamblea es convertirse en una especie de "Naciones Unidas del Sur" –de nuevo Chávez dixit–, para lo cual se cuenta con el auxilio espiritual del Padre Annan, siempre al lado de la libertad, que ha felicitado a las autoridades cubanas por albergar tan feliz acontecimiento y bendecido el cónclave tiránico afirmando que "el mundo ha cambiado muchísimo desde la fundación del Movimiento No Alineado hace varias décadas, pero sus objetivos esenciales continúan tan relevantes como siempre". Lo cierto es que algunos de esos objetivos sí se han ido cumpliendo. Precisamente el día de la inauguración de la cumbre se conmemoraba el quinto aniversario de uno de ellos, que tantas satisfacciones sigue proporcionando a sus participantes.

Lo curioso es que, para tratarse de países autoproclamados "no alineados", todos aparecen firmemente encadenados en una ligazón mutua, basada en unos cuantos principios entre los que destaca con luz propia el odio furibundo a todo lo que representan los Estados Unidos de Norteamérica, país, por cierto, invitado a la cumbre. Curiosa forma de reivindicar la independencia de criterio en política internacional.

Pero no se preocupen, ZP ha enviado allí a su representante oficial, el inefable Bernardino León, para que tome buena nota de todas estas incoherencias. Sólo falta el trámite de que España solicite el reingreso en tan selecto club y organice la próxima cumbre en Madrid. En un foro de esas características, hasta Moratinos es capaz de obtener la unanimidad a favor de la Alianza de Civilizaciones.

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