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Amando de Miguel

Trabucazos simpáticos

La palabra "pedagogo" se cita en algunos anuncios y el chaval habla de pedabobos. Añado que, como suele ocurrir en otras situaciones, el error resulta más expresivo que la voz correcta.

La siguiente historia se sitúa en la época de la ayuda americana (años 60 del siglo pasado). Antonio Izquierdo (Cambrils, Barcelona) era entonces monaguillo. El cura iba repartiendo con esmero las raciones de queso en lata y leche en polvo. Una de las feligresas se quejó: "Ay, don Arturo, écheme a mí más polvos de esos, que no sabe usted lo bien que me sienta su leche".

Blanca Langa oyó esta expresión en un programa de televisión: "¿Qué tienen que ver los churros con las Meninas?". Naturalmente era un retorcimiento de la frase hecha que lleva a confundir las ovejas churras (para carne) con las merinas (para lana). Los urbanícolas no sabrían distinguir una oveja churra de otra merina, así que la comparación imposible entre los churros y las Meninas tiene mucha más fuerza.

Jaime Lerner (Tel Aviv, Israel) narra la historia de una señora de un país iberoamericano que va a la farmacia y pide "un frasco de frecuencia". La boticaria le dice que nunca ha oído ese remedio, que puede que sea un perfume. La señora replica:

─ Que no, señora farmacéutica. Es un remedio, pues tengo el morroide y el médico me ha dicho que me lave el culo con agua tibia y con frecuencia.

Hirvalvi (n) ha recogido algunas frases que pueden calificarse de excelentes trabucazos:

  • (A propósito de un futbolista habilidoso): "Es que ese tío tiene un dominio del control".
  • "Me he comprado un jersey a rayas blancas"
  • (Descripción de un viaje en automóvil): "Íbamos por la rotóndola" (= rotonda o glorieta).
  • (Al camarero): "Póngame un beefeater con ginebra".

Luis Ovejero comenta algunos felices trabucamientos de su hijo de cinco años. después de ver unos dibujos animados, el niño juega a piratas y grita: "¡al abortaque!" (= abordaje). La palabra "pedagogo" se cita en algunos anuncios y el chaval habla de pedabobos. Añado que, como suele ocurrir en otras situaciones, el error resulta más expresivo que la voz correcta.

Benito Gómez Fernández (La Coruña) asegura haber visto en un periódico de su ciudad la esquela del fallecimiento de doña Dolores Fuertes de Barriga. En cambio, no puede dar esa misma fe de otro nombre chistoso del que se habla mucho: don Nicomedes Pan Blanco. Ya de paso me cuenta don Benito que, en su empresa, uno describía así el accidente de un trabajador: "Rompió tres costillas y la espina del sal" (= dorsal).

Luis Gómez Bueno (Madrid) aporta un trabucazo que suele decir en broma un amigo suyo: "Me he quedado congénito" (= congelado).

Manuel Delgado Tenorio da en el clavo al advertir que los trabucazos pueden representar la evolución del idioma. Aduce el caso deconmigo. En su día se dijome cum, pero a los que empezaban a olvidar el latín y empezaban a hablar castellano no les bastó "migo", sino que lo transformaron en "conmigo". Por la misma razón, opina don Manuel que quizá se llegue a aceptar la barbaridad deipsofactamenteque ha oído a un universitario. Claro que también dicete se va a caer.

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