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Agapito Maestre

El juez protegido y amenazado

Es uno de los principales cancerberos que tienen el equipo formado por el Gobierno y ETA para que el "proceso de paz" no se relacione con las "investigaciones del 11-M".

Quizá Garzón esté actuando de acuerdo a la normativa flexible que rige nuestro desvaído Estado de Derecho. Quizá este juez de la Audiencia Nacional no pueda ser acusado de prevaricación, según la denuncia que ha sido presentada contra él por el sindicato Manos Limpias. Quizá las actuaciones judiciales de este señor correspondan con algo que llaman "derecho": el "uso alternativo", o sea, injusto, del Derecho. Quizá este hombre se vaya de rositas penales. Nada de eso me extrañaría, pues peores cosas hemos visto en la Santa Justicia española, por decir algo. Basta sólo mirar cualquier actuación del Fiscal General del Estado para saber que, en España, estamos a la intemperie de cualquier idea precisa de Justicia.

En ese alevoso contexto de la justicia española hay que encuadrar el proceder del juez Garzón con los peritos del famoso informe sobre la posible relación entre ETA y el 11-M. Proceder, sin duda alguna, raro, extraño, por el que Garzón pasará a la historia de una "justicia" española sin criterio, sin mesura y, sobre todo, sin autolimitación a la hora de ejercer una función sólo apta para gente que sepa el significado de la expresión "no abusar de la confianza". Garzón actúa así, ya nadie lo duda, porque simple y llanamente está doblemente protegido, o mejor, súper protegido. En efecto, por un lado, el Gobierno de Zapatero lo mima con descaro; y, por otro lado, cómo no reconocerlo, porque está amenazado por ETA. Sí, seguramente, por eso, hoy por hoy, Garzón es el único valedor fijo, seguro, e implacable, que en el ámbito de la llamada justicia tienen el Gobierno y ETA. Es uno de los principales cancerberos que tienen el equipo formado por el Gobierno y ETA para que el "proceso de paz" no se relacione con las "investigaciones del 11-M".

Así de obvia es la actual, emponzoñada y miserable, circunstancia judicial española. Sin embargo, salvo unos pocos cronistas, el cancerbero de ETA y el Gobierno está siendo tratado con un mimo exquisito por los medios de comunicación. Tanta actitud meliflua me parece tan falsa como cobarde. Las cadenas de televisión y las tertulias de radio producen náuseas. ¿En qué país del mundo civilizado podría pasar por alto, salvo España, que un juez se arrogue facultades y funciones que previamente le han sido retiradas por un órgano judicial superior? El comportamiento de Garzón es extraño. Ajeno a la normalidad democrática, este señor camina en los límites de la ley, según juristas reputados. Sin oír los consejos que un órgano superior le ha sugerido, o sea, haciendo como si el Estado de Derecho fuera un invento suyo, el comportamiento de este hombre más parece el de un protegido al margen, sí, al margen de la ley que alguien con criterios sensatos de justicia.

¿Cómo entender que alguien sea llamado a declarar como testigo y salga como imputado? ¿Cómo explicar que el juez tome declaración a unos testigos, o imputados, con dos fiscales en su presencia? ¿Por qué ese trato vejatorio a unos funcionarios del Estado de comportamiento irreprochable? En fin, cuando interviene este señor, todo es raro. Todo parece forzado, ruin y arbitrario.

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