Menú
Amando de Miguel

Los significados de las palabras

Don José opina que esa misteriosa "hoja de ruta" es lo que siempre se ha llamado "plan". Se prefiere el neologismo porque "a los políticos les gusta importar tecnicismos que hagan más oscuro su lenguaje a las personas normales".

José Luis Germán señala esta frase de Jorge Carretero, portavoz de la Federación Española de Fútbol: "Cuando una persona [en un cargo] dice que se marcha, es que no quiere seguir, y la palabra es dimisión, y no cese". Don José Luis remacha con acierto: "A uno no lo cesan, como mucha gente cree, y utiliza, por tanto, mal este verbo, sino que uno cesa porque así lo decide y en consecuencia dimite". Estoy de acuerdo. No obstante, en materia lingüística los usos mandan. El uso nos dice que ahora cesar equivale también a destituir. No está mal que subsista la ambivalencia entre la dimisión (voluntaria) y la destitución (impuesta). En la práctica esas dos figuras suelen mezclarse.

Agustín Fuentes es gran aficionado a la literatura, a los juegos de palabras. Practica uno que su padre llamaba "definiciones en broma" y que no es más que el género de las "greguería" inventado por Ramón Gómez de la Serna. Por ejemplo, esta es una definición en broma poética de don Agustín: "El papel es la cama de las palabras cuando se ponen el pijama de tinta". Por eso todas las noches don Agustín se pone manos al teclado y empieza a escribir todo lo que se le ocurre, que es mucho y muy jugoso. Soy receptor privilegiado de esas cogitaciones. Deberíamos formar el club de la palabra tecleada, bajo el patrocinio de Santa Tecla.

Claudio Verdú Egea me proporciona una preciosa lista de nombres comunes que se derivan de marcas comerciales. He aquí algunos ejemplos:

  • alsina (= autobús en algunas zonas del Sur de la España peninsular. Por la compañía Alsina Graells).
  • barbi (= muñeca, de la marca Barbie). Añado que también se refiere a un tipo de mujer delgada, rubia y vistosa.
  • chirucas (= calzado de lona. Por la marca Chiruca).
  • michelines (= pliegues de gordura en el tronco. De la marca de neumáticos Michelín, por el perfil del famoso muñeco, todo redondeces).
  • termo (= vasija isotérmica. Por la marca Thermos).

Animo a los libertarios curiosos a que completen esa lista con más nombres. Mi favorito es clines (= pañuelo desechable de papel); de la marca Kleenex. Se juega con el sonido clean (= limpio en inglés) y el sufijo ex, que refuerza la impresión de asepsia. No deja de ser curioso que llamemos ex a la persona de la que nos hemos divorciado.

Pedro Morales Moya me corrige mi aseveración de que el quicio es el elemento vertical de una puerta. Su acertada observación es que ese es el quicial. El quicio es el orificio donde entra el espigón del quicial para dar lugar al giro. Admirable precisión.

Luis Gómez Bueno (Madrid) me oyó decir, en "La Mañana" de la COPE, que en Barcelona dicen "bajar a Madrid" cuando viajan a la capital de España. En rigor, "suben", ya que Madrid está 600 metros más alta que Barcelona. Don Luis anota que "en Japón dicen siempre subir a Tokio o bajar desde Tokio cuando se refieren a las idas y venidas a la capital, sea cual sea el punto de origen". El "bajar a Madrid" de los catalanes puede que sea despreciativo o bien que consideren el arriba y el abajo del mapa en la forma convencional.

Olivia Pita González se asombra que, en el lenguaje público, las personas no mueren, sino que fallecen. Por ejemplo, algunos militares españoles en Afganistán fallecen (no mueren) en un accidente de helicóptero. Incluso unos cuantos terroristas fallecen en un piso de Leganés, aunque parece que se suicidaron o "los suicidaron". Doña Olivia explica esa preferencia por un miedo general a la muerte. Es cierto. Parece que el fallecimiento es una muerte tranquila y natural.

Luis Legazpi arguye que el trapo de cocina es también rodilla [o rodea, digo yo] porque se puede hacer un rollo o rueda que se coloca sobre la cabeza para transportar un bulto. No había caído yo en ello; está bien visto.

Juan José Rodríguez Gago critica el uso de la expresión "incendios provocados" que se escribe en LD. En su opinión "provocados" son todos los incendios, pues todos tienen alguna causa. Seguramente se quiso decir "provocados intencionadamente", o mejor, –como sugiere don Juan José– "intencionados". Naturalmente, lo más interesante es averiguar con qué intención se provocan.

José Olivares me da otra versión de la famosa "hoja de ruta". Es una expresión que se utiliza en la rutina administrativa de las empresas. Equivale a un parte de incidencias. Es una plantilla en la que se apuntan las operaciones que hay que hacer, cuándo empiezan y terminan. Esa misma idea de proceso, de sucesivas operaciones, puede aplicarse a la política. Don José opina que esa misteriosa "hoja de ruta" es lo que siempre se ha llamado "plan". Se prefiere el neologismo porque "a los políticos les gusta importar tecnicismos que hagan más oscuro su lenguaje a las personas normales". Es lo que aquí hemos llamadopolitiqués.

En Sociedad

    0
    comentarios