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Mark Steyn

Guantánamo hoy

En contraste con la tribu malnutrida de la versión cinematográfica, el peso medio ganado en Guantánamo es de 18 libras. Los presos afganos eran los afganos más gordos que he visto nunca.

“Esto no es solamente una mala propuesta de ley", dijo el senador Patrick Leahy, demócrata aspirante al Comité Judicial, "esto es una propuesta de ley verdaderamente peligrosa". Y no sólo es peligrosa sino también 'inconstitucional' e ' inconsciente', y representa la pérdida de "la brújula moral" de la nación.

¡Guau! Eso es todo un logro para una modesta proposición de ley sobre juicios militares para los terroristas (vale, "presuntos terroristas") confinados en Guantánamo. Pero el coloso izquierdil de Vermont ni siquiera había terminado con eso su crítica salvaje a la administración Bush. "Ni siquiera pueden desechar las prácticas en Guantánamo como las acciones de unas cuantas malas personas", continuaba. "Antes lo hicieron discretamente, contra la ley, por cuenta propia, pero ahora obtienen licencia para practicar duras técnicas adicionales que el resto del mundo verá como abusivas, como crueles, como degradantes e incluso como torturas".

Hmm. Yo puedo decir algo acerca de "las prácticas en Guantánamo". El caso es que acabo de volver de allí. (El pequeño problema con mi tarjeta de residencia fue finalmente solucionado.) He visitado diversas prisiones en diversos países a largo de los años, y nunca he visto ninguna como ésta. De acuerdo, es cierto que la mayor parte de lo que sé acerca de campamentos de detenidos enemigos viene de lo que el almirante de campo Harry Harris, que gestiona Guantánamo, llama "malas películas y peores programas de televisión", y desde cierta distancia muy poco parece haber cambiado: el aspecto básico, alambrada de espino y torres de vigilancia, sería reconocible para cualquier prisionero de guerra de la Segunda Guerra Mundial. Pero de cerca, todo lo demás se ha ido por el retrete de la historia. En la práctica, incluso los baños se han ido por el retrete de la historia: en interés de la sensibilidad cultural, las celdas de Guantánamo fueron dotadas de "baños de estilo asiático" porque "eso es lo que prefieren los internos". Dado que gran parte de lo que debería terminar yendo por ahí termina siendo blandido contra los guardias, parece que esta sensibilidad en la elección de los baños no es siempre apreciada.

Cuando visitantes como un servidor de usted se pasan a hacer una visita, al campamento le gusta servirles la misma comida que reciben los presos. Siendo Ramadán, el Almirante Harris estaba particularmente orgulloso de las pastas tradicionales recién cocinadas que su equipo había hecho para el mes santo. Y estaba en lo cierto: el baklava estaba delicioso. Se dice que "baklava" viene, según algunos lingüistas del árabe, de "locos" y, en la práctica, en ese sentido, toda esta guerra puede parecer en ocasiones un baklava gigante. A comienzos de este año apareció una película llamada El camino a Guantánamo, y el cartel mostraba el preso cadavérico usual esposado contra la pared de una mazmorra. Sin duda el actor en cuestión hizo el Robert De Niro entero y perdió 40 libras para obtener un aspecto así de cadavérico.

Si tienen algo así en marcha en el Guantánamo real, deben de estar haciéndolo tras el azúcar que está detrás de la alacena del jefe de repostería. Si está deseando leer algo sobre la antigua silla de madera bajo una bombilla desnuda colgando de su cable, he aquí la realidad: los internos son interrogados o bien en una silla reclinable ergonómica o en un sofá lujosamente forrado con una cubierta azul con apliques dorados.

En cuanto a estar cadavérico, es el único campamento de muerte de la historia donde las presuntas víctimas de tortura ganan peso. En contraste con la tribu malnutrida de la versión cinematográfica, el peso medio ganado en Guantánamo es de 18 libras. Los presos afganos eran los afganos más gordos que he visto nunca. Si alguna vez vuelven a casa, sus antiguos camaradas –los aguerridos y delgados guerreros del kush hindú– se preguntarán por qué un atajo de jubilados de Florida se ha presentado de repente ante ellos.

Y si usted empieza a perder peso de pronto, no se preocupe. Tal y como explicaba un miembro del personal médico del campo, ofrecen pruebas de cáncer de colon gratuitas para jihadistas de más de 50 años. Si la presidenta Hillary decide volver a intentar socializar la medicina en el 2009, hay lemas peores que "Todo americano debería tener derecho al mismo plan sanitario que el terrorista sudanés que sacó su brazo para apuñalar a un guardia de la cárcel".

Quizá esto es lo que el senador Leahy quiere decir por "abusiva", "cruel", "degradante" "tortura". Si usted está acostumbrado al sistema sanitario afgano, sin duda es profundamente ofensivo que se te ofrezcan colonoscopias gratuitas cada vez que te inclinas para utilizar la alfombra de oración. Sin embargo, ciertamente se necesita un genio perverso para crear el primer campamento de detención de terroristas en ofrecer repostería casera de Ramadán como sinónimo de horror y brutalidades. Si yo tuviera que resumir Guantánamo en una sola imagen, sería la de los nuevos coranes en cada celda vacía. Para garantizar a los reclusos que llegan que los asquerosos infieles no han tocado el libro sagrado con sus sucias manos, los coranes cuelgan de las paredes en prístinas máscaras quirúrgicas. Una cosa es que los musulmanes califiquen de sucios a los infieles, pero es difícil ver el motivo por el que ilustrarlo, y por tanto validar sus prejuicios, revierte en interés del gobierno de los Estados Unidos.

Cuando señalé esto al almirante Harris, me dijo que era "una pregunta interesante" y que la decisión había sido tomada mucho antes de que él llegara. Explicaba que tenían un buen sistema en funcionamiento en el que cuando quiera que se hace necesario coger un Corán –porque un arma o una comunicación no autorizada haya sido escondida en él– un traductor musulmán es llamado a la celda para realizar la tarea. Pero yo no pensaba en términos operativos tanto como psicológicos: ¿qué les dice acerca nuestro ese nivel de humillación frente a sus prejuicios? Amoldando eso desde que volví, iría más allá. Me parece que una señal de que esta guerra ha terminado será cuando los musulmanes sean suficientemente maduros como para no volverse completamente baklava cuando otros tocan sus coranes.

Por supuesto, para los sucedáneos de senador Leahy, no es que la guerra esté lejos de terminar, es que ni siquiera ha empezado. Casi todo argumento sobre esto no trata tanto "acerca" de la guerra como de si hay siquiera una guerra. Como informaba el Washington Post, "el Senado se unió a la Cámara de Representantes para apoyar la opinión del presidente Bush de que la batalla contra el terrorismo justifica la imposición de límites extraordinarios sobre los derechos tradicionales de los acusados ante un tribunal".

Bien, solamente son "extraordinarios" si usted califica a estos hombres de "acusados" en el sentido tradicional de la palabra. Si usted los clasifica como detenidos tradicionales en tiempo de guerra –en lugar de O.J. Simpsons con turbante– el único aspecto "extraordinario" de todo esto son los guantes de algodón con los que son tratados no solamente los coranes, sino también los propios jihadistas. Esta es la única guerra de la historia americana en la que se han liberado presos enemigos antes de terminar las hostilidades. De entre aquellos que han sido liberados, se sabe que al menos 22 han vuelto al campo de batalla en Afganistán, Pakistán y otros lugares. Los que permanecen son hombres peligrosos. Desatornillaron las plataformas de esos baños de estilo asiático y las utilizaron como dagas para atacar a los guardias. Tras escuchar la contribución de Pat Leahy al debate, me pregunto si los expertos del decadente equipo médico de salud mental de Guantánamo no serían de mayor utilidad desplegados en el Senado de los Estados Unidos.

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