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Jorge Martínez Fernández

Rubianes eran todos

Gabino de Lorenzo, decano de los alcaldes españoles de capitales de provincia, zanjó la cuestión con gran contundencia: "Oviedo nunca contratará ni cederá una instalación municipal a quien ha insultado gravemente a España y a los españoles".

En los últimos tiempos se constata el descubrimiento de una fórmula magistral que es usada sin rubor por los alquimistas titiriteros que tanta gracia hacen al gobierno del sonriente Zapatero. La fórmula, cuya efectividad ha sido ampliamente probada y demostrada, consiste en primer lugar en recibir del Estado o de algún gobierno regional una subvención lo bastante elevada como para garantizar el beneficio para el autor o protagonista. Después, antes del estreno, se dirige el receptor de la subvención a un medio de comunicación y desprende unos cuantos insultos a cada cual mayor; eso sí, han de ser destinados a España y a quienes defienden su unidad, léase Cadena COPE, Partido Popular, diario El Mundo, Libertad Digital y lamentablemente pocos más. Por último, en tercer lugar busca aliados para la contratación directa de su obra e incrementar así la recaudación lo que unido a los ingresos le permite seguir viviendo como un rico a costa de hacernos creer que vive como un pobre.

Rubianes que ha sido uno de los principales elaboradores y consumidor de esta fórmula, sufre ese terrible mal que ha llevado a algunos grandes mitos de la escena norteamericana use a terminar sus días confundiendo en su dañado cerebro su personalidad con la de los personajes que les habían dado fama (Bela Lugosi y Drácula, Johnny Weissmuller y Tarzán). Él anda por la sociedad como si permaneciese aún caracterizado y metido de lleno en el papel de Maki Navaja. Un chorizo –de dinero público– que usa la violencia dialéctica para promocionar una obra que, polémicas aparte, ha recibido por parte de la crítica un único comentario: pésima.

A este chorizo le han seguido otros como el "muy conocido" Toni Alba, quien se le puede considerar el Miguel Sebastián del humor español por su escasa popularidad y su aún menor disposición a alcanzarla a través de capacidad artística; les seguirán otros y otros más configurando así una trouppe de titiriteros progresistas que se cobijan en el pesebre del gobierno. Es un consuelo saber que Pilar Bardem y su "gran familia" no están solos.

Además cuentan con el inestimable apoyo de la izquierda de nuestro país que no dudan en exigir a las administraciones su contratación o cederle gratuitamente sus locales para la presentación de sus obras. Recientemente, el PSOE de Oviedo ha pedido al gobierno de Gabino de Lorenzo, alcalde del Partido Popular, la contratación de la obra de Rubianes.

La petición fue realizada por el portavoz de cultura de este partido en el consistorio ovetense, el mismo que en un pleno declaró que Andy Warhol era conocido por haber realizado unos famosos montajes partiendo de una lata de Coca Cola. Desconocía, pese a su demostrado alto nivel cultural, que las latas en cuestión eran de sopa.

Ahora resulta que los socialistas, viendo lo visto, andan metidos a promotores artísticos, siempre y cuando respondan los posibles contratados a cuatro criterios básicos: despreciar a quienes no piensan como ellos, generar violencia contra los medios de comunicación no afines, ser amigos y seguidores de Zapatero y, por lo demostrado, ser también malos artistas.

Gabino de Lorenzo, decano de los alcaldes españoles de capitales de provincia, zanjó la cuestión con gran contundencia: "Oviedo nunca contratará ni cederá una instalación municipal a quien ha insultado gravemente a España y a los españoles". Para el PSOE, Gabino de Lorenzo es un reaccionario que coarta la libertad de expresión mientras Rubianes es un intelectual y artista que hace uso de ella; es decir, el insulto en España está bien visto, y despreciarlo y despreciar a quien hace uso de él es propio de radicales. El mundo al revés.

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