Zerolo, el no candidato a alcalde de Madrid pese a sus desenfrenados deseos, acaba de presentar la agrupación socialista musulmana, una iniciativa que se presenta como una búsqueda por parte del PSOE del islam moderado con el que poder desarrollar la tan traída alianza de civilizaciones.
Zerolo lanza esta propuesta justo cuando el aliado más próximo de Zapatero en la susodicha alianza de civilizaciones, el dirigente turco islamista Erdogan, se ausenta de su país para no tener que entrevistarse y retratarse junto al Papa durante la visita que éste va a iniciar a Turquía. Eso se llama tener el espíritu abierto que reclama Zerolo para su santa alianza musulmana.
Zerolo, además, olvida algo que más le valdría tener presente, él que representa simbólicamente a todas las parejas homosexuales que se han casado desde que su partido abriera las puertas para ello: el islam, moderado o radical, condena por igual la homosexualidad. Bajo la sharia, nuestras mujeres quedarían debidamente encerradas en sus casas y nosotros, los varones, nos dejaríamos barba y vestiríamos desvaídas sotanas. Nos salvaría el machismo que el Corán nos presupone. Pero a los homosexuales, de uno y otro sexo, les esperaría una condena más rápida y brutal.
Zerolo debería comenzar a tener lecturas más piadosas y atreverse a abrir el texto sagrado del Islam así como los hadiths, esto es, por si no lo sabe, la recopilación que hicieron sus seguidores de las máximas del profeta y que también se considera fuente del comportamiento islámico. Lo que se encontraría es bien claro: "la homosexualidad es una aberración y un grave pecado". Y para aclarar la naturaleza y gravedad, Zerolo podría leer lo siguiente: "Matad a quien lo hace y también matad a quien se lo está haciendo". Ni más ni menos. Y es que en el mundo árabe y musulmán al que apela la razón del concejal socialista, ay, la pena de muerte sigue más que vigente. Si Zerolo tiene dudas, no es necesario que se sumerja en lecturas sagradas; basta con que mire a su alrededor y examine las legislaciones y las condenas que se llevan a cabo en el mundo musulmán. La cosa va desde lo más suave, cadena perpetua (en lugares donde perpetua es perpetua), a la lapidación.
Si un musulmán acepta la homosexualidad, o algo más suave como la igualdad entre hombres y mujeres, es simple y llanamente porque no es un buen musulmán. Sería un creyente que se ha distanciado de su religión. De hecho, no sería ya un musulmán, sino un agnóstico o un ateo. Porque de seguir los preceptos de su religión, jamás podría aceptar el comportamiento de un homosexual. Justo lo contrario de lo que hacemos los liberales, esos que el propio Zerolo denuncia como ultraderecha. Pero si lo hace es porque sabe que nuestros principios de auténtica tolerancia nos impide hacer lo que los islamistas le harían.
Y además, ¿a qué viene tanta fanfarria ahora para decirnos que el PSOE tiene militantes musulmanes? Pero si, como sabemos, ¡hasta un imputado por la masacre terrorista del 11-M estaba afiliado a la FSM! Que Zerolo no se engañe, porque el engaño va contra él.