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Amando de Miguel

Dudas más que razonables

Por lo mismo si "los cerdos se alimentan a base de bellotas" no quiere decir que se abstengan de comer cualquier otra cosa. Con el "a base de bellotas" quiero transmitir que, por ese lado, la calidad del jamón va a ser excelente.

Contesto con agrado a algunas dudas sobre cuestiones lingüísticas que me plantean algunos corresponsales. Las resuelvo sin ínfulas de la autoridad que no tengo. Me mueve el amor por el idioma común de los hispanoparlantes. Lo correcto para mí es que lo que me suena.

Mariló Caballer tiene la duda de cómo se escribe el ordinal de 64 con letras. Muy sencillo: "sexagésimo cuarto". Se puede poner también en femenino si así lo requiere el texto. Sigo en mis trece (y no "en mis decimoterceros"). La mayor parte de los ordinales, por encima de "décimo", se van a perder, por lo menos en el habla usual. No seré yo quien más se lamente por esa pérdida.

Miguel Ángel Irigoyen Castillo me plantea la duda de si se debe decir "los mejor clasificados" o "los mejores clasificados". En definitiva, pregunta, "¿cuál es la regla para el plural del vocablo mejor?". Una vez más, advierto que no soy gramático y que me guío por el oído. Como adverbio comparativo, mejor no admite plural. Pero mejor puede ser también adjetivo y en ese caso el plural es correcto. Por ejemplo, "los mejores años de nuestra vida". Así pues, "los mejor clasificados" se puede decir siempre que ese mejor funcione como adverbio (= "los que se clasifican mejor que el resto"). Pero también es lícito referirse a ciertos rasgos de "los mejores clasificados" como adjetivo. Me temo que mi razonamiento sea tan poco claro como el de la sibila. Reconozco que esa ambigüedad se deba a mi ignorancia.

Jesús Castellano y de la Yeza arguye que, junto a ciertas palabras como sinrazón, sinsentido, sinsabor o sinfín está sin embargo. ¿No podría ir así: sinembargo? Algunos autores hispanoamericanos así la escriben, pero en España es una locución adverbial que va separada: sin embargo. Equivale a "no obstante, a pesar de ello". Es decir, se trata de una cláusula adversativa. Tiene más sentido que se escriban por separado las dos palabras. Se me ocurre que "sin embargo" pudiera funcionar como un sustantivo, al igual que "el pero". En ese caso estaría justificado "el sinembargo". No lo he visto nunca, pero podría ser el momento de atreverse con esa innovación. ¿No quedamos en que la lengua está viva, evoluciona?

La polémica (un poco tonta, la verdad) sobre si se puede decir "he cenado a base de fruta" se enreda cada vez más. Mª Paz Castro sostiene que esa frase equivale a señalar que "solamente he comido fruta para cenar". En cuyo caso sería mejor decir "he cenado sobre todo fruta". No estoy de acuerdo, aunque me dejaría convencer fácilmente de lo contrario. Pero es que el "a base de" –aunque no sea elegante ni preciso– indica algo más que el adverbio "solo". Si yo enuncio "estoy siguiendo una dieta a base de fruta y verduras", sugiero que se trata de comidas que principalmente llevan vegetales, aunque puede aceptar otros ingredientes. Por lo mismo si "los cerdos se alimentan a base de bellotas" no quiere decir que se abstengan de comer cualquier otra cosa. Con el "a base de bellotas" quiero transmitir que, por ese lado, la calidad del jamón va a ser excelente. Lo interesante es señalar lo que constituye la imprecisa base de la alimentación. Hay veces en que la imprecisión del lenguaje es una maravilla.

Ion Otazua Aranguren interviene en la pequeña polémica de la cena a base de fruta para sostener otra opción: "he cenado frutas". Su argumento es que pertenece al mismo efecto que "he cenado lentejas". No estoy de acuerdo. No se puede cenar una sola lenteja, pero sí una misma variedad de fruta. Insisto, "he cenado a base de fruta" quiere indicar que la fruta (una o varias clases, quizá más de una pieza) es el grueso del menú para la cena.

Agustín Fuentes no admite mucho lo de "he cenado a base de fruta" y rechaza totalmente lo de "he cenado de fruta". Prefiere "he cenado solo fruta". Ya de paso relata que en Valencia hay una expresión muy simpática, que es "cenar de sobaquillo". Es la reunión a la que cada uno acude con un "entrepán" debajo del brazo. Los comensales son provistos por el anfitrión del complemento: olivas, frutos secos, etc.

José Miguel (El Puerto de Santa María, Cádiz) sostiene, con el Larousse en la mano, que la forma popular "habíamos tres en la sala" es legítima en algunas regiones de España y América. No obstante, el DPD –la máxima autoridad académica– considera que esa forma es errónea, por lo menos en la lengua culta. Se admiten opiniones.

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