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Porfirio Cristaldo Ayala

Empresarios antisociales

El interés de los consumidores es la abundancia de bienes y servicios de calidad a bajo coste; eso es lo que aumenta la riqueza y mejora la calidad de vida de una sociedad. El interés de los productores, en cambio, es la escasez.

La fuerza que impulsa toda la economía de mercado es la empresa. ¿Significa esto que en una economía de mercado la política económica debe favorecer a los empresarios? Muchos políticos y gobernantes creen que para promover el desarrollo de los países y hasta para mantener una economía funcionando se debe privilegiar a la empresa y en general al sector productivo sobre cualquier otro. Se equivocan.

Los empresarios dirigen el barco de la economía, pero lo hacen bajo las órdenes del capitán: los consumidores. Si no siguen estas órdenes, la economía no es de mercado y pierde su razón de ser que es la producción en masa para beneficio de las masas. Para obtener ganancias en el mercado, los empresarios se ven obligados a satisfacer las necesidades de los consumidores, abasteciéndoles de más, mejores y más baratos productos. Si no hay beneficio para la gente, los empresarios sufren pérdidas económicas.

El mecanismo que obliga a los productores a seguir las órdenes de los consumidores tratando de superarse los unos a los otros ofreciendo los bienes más baratos y mejores es la competencia. La competencia es el motor del progreso y contribuye a armonizar los intereses de la comunidad. Una política que atienda los intereses de la sociedad debe pues garantizar que exista la más amplia y libre competencia. Es el beneficio de los consumidores –no de los productores– el que determinará el éxito de la política económica.

Los beneficios de la competencia surgen cuando no hay privilegios para sector alguno ni trabas al ingreso de nuevos competidores al mercado, sean nacionales o extranjeros. Los productores que exigen al gobierno establecer aranceles proteccionistas que encarecen los productos importados, supuestamente en defensa de la “producción nacional”, están adoptando una posición antisocial que perjudica a la gente. Las trabas y aranceles permiten a los empresarios favorecidos cobrar más caro por sus productos y mantener mercados cautivos.

Se ha generalizado la mentira que a los países les conviene “defender” la producción nacional de la “invasión” de productos extranjeros. Los productos extranjeros entran sólo porque la gente los prefiere, por su menor precio y mayor calidad. Las trabas que “protegen” la producción nacional, lo que hacen es encarecer artificialmente los productos en beneficio de empresarios y en detrimento de los consumidores. Si se eliminan las “protecciones”, los empresarios locales tendrán que competir con los extranjeros o desaparecer por estar utilizando ineficientemente recursos escasos.

Pero, ¿no se destruirán empleos si dejan el mercado? No, todo lo contrario. Cuando sale del mercado una empresa que ocasiona pérdidas y se mantiene mediante subsidios toda la economía mejora. Temporalmente podrán perderse algunos empleos, pero pronto serán reemplazados por muchos más, dado que los consumidores, al acceder a productos más baratos, tendrán más dinero para gastar en otros bienes. La ley de hierro es que si la medida beneficia a los consumidores favorece el interés general. En cambio, si perjudica a los consumidores, perjudica a la nación.

El interés de los consumidores es la abundancia de bienes y servicios de calidad a bajo coste; eso es lo que aumenta la riqueza y mejora la calidad de vida de una sociedad. El interés de los productores, en cambio, es la escasez. Cuanto menor sea la oferta de productos o servicios, más elevados serán sus precios y mayores las ganancias empresariales. Al productor de soja le viene bien que otros padezcan sequías y escasee la soja. Al propietario de una industria textil le conviene que se prohíba la importación de ropas y suban los precios. Al ingeniero, que se reduzca el número de profesionales.

La política económica favorece intereses antisociales y empobrece al país cuando otorga protecciones arancelarias, subsidios, manipula tasas de interés y tipos de cambio, o establece leyes que restringen la competencia y el ingreso de nuevas empresas y personas al mercado y, en general, cuando interfiere el mercado para favorecer a empresarios protegidos. La economía libre se sustenta en el hecho que la producción es el medio, no el fin, que busca aportar abundancia y bienestar a la sociedad.

En Libre Mercado

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