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Antonio José Chinchetru

Las prioridades de Bill Gates

Sin duda alguna Gates tiene como prioridad que Microsoft sea rentable, lo cual es legítimo. Pero esto no justifica que salga en defensa de un régimen tiránico que coarta los más elementales derechos de las personas.

Después se quejará de su mala fama, pero la verdad es que Bill Gates no deja de hacer amigos con algunas de sus declaraciones. Si a principios del año pasado trató de desprestigiar al copyleft (y por tanto al software libre) acusándole de ser comunista, ahora se empeña en defender a una de las pocas dictaduras inspiradas en esta ideología que siguen en pie. Como lo oyen, el número uno de Microsoft, preguntado por la censura online en China ha puesto en duda que esta preocupe a la población de ese país y se ha sumado al discurso multiculturalista diciendo que "hay una tendencia a exportar a otros países las prioridades de Occidente".

Mister Gates, el amigo del régimen chino (resulta llamativo que la dictadura dirigida desde Pekín también asegurara cínicamente en su día, aunque por motivos muy distintos, que el software libre es comunista), dice que habría que ir a China y preguntar a la gente cuáles son sus prioridades. Olvida este señor que, si se pregunta a los habitantes del país más poblado del mundo, estos seguramente callen o mientan. Quienes tengan el valor de expresarse libremente corren el riesgo de acabar en prisión. De eso saben algo las 52 personas actualmente encarceladas en aquellas tierras por haberse expresado libremente a través de la Red. Precisamente lo que busca el PCCh es que quienes viven sometidos a su régimen totalitario no puedan contestar cuando se les consulta sobre asuntos como la libertad o sus opiniones políticas. Y mucho menos que se expresen sobre esas materias por su libre iniciativa.

Aunque ahora parezca increíble no hace tanto, algo más de tres décadas, muchos fuera y dentro de nuestras fronteras pensaban que los españoles no tenían como una prioridad la libertad y que no estaban preparados para la democracia. Lo mismo se dijo antes de alemanes, japoneses, italianos, eslavos en general y otros pueblos. Hoy sabemos que esas opiniones estaban profundamente equivocadas. Sin embargo, Gates niega a los chinos la oportunidad que a nosotros se nos dio. La libertad de expresión es un derecho de todo ser humano, con independencia de que habite en Madrid, Nueva York, Berlín o Pekín. No sirven excusas como las "prioridades" de la población, especialmente porque nunca las conoceremos mientras vean sometida a censura su capacidad de expresarse. Las dictaduras como la china no representan a su pueblo, tan sólo lo someten.

Pero hay más. En el hipotético caso de que la mayor parte de la población de un país no la tuviera como prioritaria la libertad de expresión, tampoco eso justificaría que esta le fuera negada a la minoría (incluso aunque estuviera formada por una sola persona) que sí la considera importante. Quienes tienen derecho a expresarse libremente no son los pueblos, son todos y cada uno de los seres humanos. Y nadie debe tener potestad para impedir que lo hagan, ni regímenes que no representan a los ciudadanos ni supuestas voluntades populares.

Sin duda alguna Gates tiene como prioridad que Microsoft sea rentable, lo cual es legítimo. Pero esto no justifica que salga en defensa de un régimen tiránico que coarta los más elementales derechos de las personas y que trate de negar la validez universal de un principio como la libertad de expresión. Desde esta columna siempre defenderemos el derecho de los empresarios a buscar su propio beneficio, pero sólo cuando el precio no sea la complicidad con los peores enemigos de la libertad.

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