Tras cuatro semanas sin celebrarse la sesión de control al gobierno, y con una actualidad que afecta directamente a sus carteras, los ministros de Interior, Justicia, Asuntos Exteriores y Fomento no comparecerán a dar explicaciones al Congreso en la próxima sesión. Pocas cosas son tan ilustrativas como el hecho de que el PP haya sido el único grupo parlamentario que haya elevado su justificada e indignada protesta ante el desatado y cada vez menos disimulado desprecio del Gobierno de Zapatero a la sede de nuestra soberanía nacional.
Tal y como ha denunciado el PP, en lo que va de legislatura solamente en tres ocasiones no ha habido ninguna ausencia de los ministros en las cincuenta y nueve sesiones de control que han tenido lugar. Eso, por no hablar de las solicitudes extraordinarias de comparecencia reclamadas por el principal y, a la vista está, único partido de la oposición, que han sido, todas ellas, denegadas.
Por muy mal parados que salgan los ministros y el propio Zapatero en sus intervenciones parlamentarias, peor es optar por dar la "espantada", como de forma creciente vienen haciendo de un año a esta parte. Todo el desprecio al parlamento que muestra el absentismo de este gobierno es contrarrestado por una confianza plena en las labores de propaganda a cargo de sus serviles y dominantes medios de comunicación. De hecho, aquel compromiso inicial de Zapatero de "convertir al parlamento en el centro de la vida política" era, en sí mismo, una maniobra propagandista que sólo trataba de distorsionar una realidad como era la de que Aznar había sido –y sigue siendo– el presidente de gobierno que más veces ha comparecido ante el congreso.
Zapatero, en esto como en tantas cosas, simplemente, presume de lo que carece...
