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Amando de Miguel

El milagro de Federico

Cuidado que es completo el texto que comento, sin duda el mejor libro de Federico. Sin embargo, digo que se trata de un palimpsesto no porque sea la crónica de una historia que se está haciendo, sino porque le falta la otra mitad.

Transcribo la reseña que le hice al libro de Federico, publicada en La Razón:

A estas alturas media España (la media España letrada) ha leído el palimpsesto de Federico Jiménez Losantos, De la noche a la mañana. El milagro de la COPE. Me corresponde un escolio interpretativo a la manera de esas notas al margen que ponían los copistas medievales a los miniados manuscritos.

Estamos ante un libro histórico en el sentido literal del término. Es decir, los historiadores del futuro tendrán que echar mano de él para entender la extraña democracia española que a sí misma se llamó transición. Esa etiqueta fue por lo transida que se quedó. A despertarla vino Federico todos los días antes del amanecer.

El propósito manifiesto del trabajo de Federico es el de debelar el bloque que manda en España y en la mitad de sus regiones: la conjunción polanquista-nacionalista-socialista. Habrá que dar gracias al Cielo por las continuas tropelías de esa conjunción. Sin ese renovado estímulo, la COPE –entre otros pocos medios– no habría tenido tanto éxito. Pero lo más interesante es que las mismas páginas sirvan para descubrir los contradioses de la derecha dizque centro. No es traición. Federico se atreve a arremeter contra tirios y troyanos porque no quiere poder sino influencia. Nadie en las huestes del bloque polanquista-nacionalista-socialista ha sido capaz de tal arriesgada hazaña.

Positivamente, Federico viene a mantener el emblema de los liberales. No son tantos como se merecen ni tan pocos como algunos dicen. Los liberales no son una facción política sino un estilo de ver la cosa pública, siempre en defensa de los contribuyentes.

Se entenderá así que Federico no se case con nadie. Muchos son los agraviados por la facundia del primero de la mañana. Esperamos las alegaciones de todos los que han sido tocados, que no son pocos del Rey abajo. Aunque sospecho que la querella más frecuente vaya a ser la del silencio.

El libro respira valentía e inmisericordia. Es un continuo desajuste de cuentas del autor contra los círculos concéntricos que traza su conciencia crítica. Muchos opinarán que Federico se pasa, pero todos reconocerán que es despiadadamente sincero. No es cualidad que destaque en la literatura memorialista. Tanto es así que Federico ni siquiera se preocupa de quedar bien como suele ser sólito en los escritos autobiográficos. Por ahí se deduce la singularidad de Federico respecto a otras estrellas de la radio. Se añade un mérito que parece menor: Federico es una persona culta.

Sobre el estilo de Federico tengo escritas ya algunas páginas. Para no repetirme, baste decir que la estrella matutina de la COPE aúna la retórica cultista de don Quijote con la popular de Sancho Panza. A ver quién consigue tal cervantina combinación. Un rasgo concreto en el carácter literario de este escrito es la verosimilitud que logra en la transcripción de los diálogos con Luis Herrero.

Cuidado que es completo el texto que comento, sin duda el mejor libro de Federico. Sin embargo, digo que se trata de un palimpsesto no porque sea la crónica de una historia que se está haciendo, sino porque le falta la otra mitad. Quizá no se pueda escribir, pero está ahí al otro lado del espejo. Federico es el monstruo de la radio (y de las otras tecnologías de la información) porque detrás de él está la inmensidad de la audiencia. No es un conjunto cualquiera, sino el de los que consideran a Federico como un taumaturgo. Quizá sea un despropósito pedir al de Teruel que haga milagros políticos, pero es la petición que le formulan en silencio muchos oyentes. Yo aquí no hago más que levantar acta de tal extraordinaria situación.

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