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EDITORIAL

Salgado contra Burger King

La ministra Elena Salgado se está tomando muy en serio su ministerio, tanto que se cree con derecho de decidir qué tipo de anuncios podemos ver los españoles y que tipo de alimentos podemos ingerir.

La ministra Elena Salgado se está tomando muy en serio su Ministerio, tanto que se cree con derecho de decidir qué tipo de anuncios podemos ver los españoles y qué tipo de alimentos podemos ingerir. La misma que promovió la liberticida ley contra los fumadores –que no contra el consumo de tabaco– se ha embarcado en una cruzada contra una conocida cadena de hamburgueserías porque, según ella, publicita un tipo de hamburguesa extragrande y, por lo tanto, con muchas calorías. La cadena, Burger King para más señas, ha hecho oídos sordos a las machaconas peticiones de la ministra para que la campaña publicitaria finalice de inmediato, escudándose en su legítimo derecho a promocionar sus productos que, por descontado, no son de naturaleza ilegal.

Las hamburguesas o cualquier otro tipo de alimento preparado rico en grasas animales no son por definición ni malas ni buenas para la salud. Su bondad o maldad dependerá siempre de la cantidad y frecuencia con la que se consuman y el estado físico del que elige una hamburguesa para saciar su apetito. Esto, por lógica, se deja a criterio del consumidor, soberano en última instancia de su propia salud, de su propio cuerpo y libre de elegir lo que el mercado le ofrece. Algo tan elemental no entra en las cortas entendederas de los beatos de la salud, que, obsesionados por meterse en la vida privada de sus "súbditos", prescriben como déspotas ilustrados lo que está bien y lo que está mal.

Esta polémica campaña, que hubiera pasado desapercibida de no ser por la torpeza de la ministra, ha conseguido además que el inefable Instituto de la Mujer sume sus fuerzas a las de Salgado. Parece que el contenido del anuncio televisivo en el que, a modo de comedia musical, un hombre joven pide comer más cantidad de la que le sirven en un restaurante convencional, es machista y por ello ha de ser retirado. Pocas veces se dio tanta corrección política en tan poco tiempo y contra una misma marca. El anuncio no es ni machista ni feminista, es un simple anuncio que busca llamar la atención de los más jóvenes, como no podría ser de otra manera tratándose de una hamburguesería. Quizá hasta eso haya que explicárselo. Pase lo que pase, se retire o no el anuncio, el caso de Salgado contra Burger King pasará a los anales... del desatino.

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