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Álvaro Vermoet Hidalgo

La islamización de la escuela

En España la escuela suprime villancicos, retira crucifijos y permite a las niñas musulmanas ir a clase tapadas por un velo, mientras el Gobierno financia libros de texto islámicos, lo que no hace con ninguna otra religión.

Un colegio público zaragozano, decidido a hacer ver la utilidad de su Consejo Escolar, ha excluido los actos navideños de su programación anual por "haber alumnos de varios credos y culturas". Además, los villancicos de contenido religioso se han sustituido por canciones navideñas y poemas y se ha suspendido el tradicional reparto de regalos.

En Francia, algunas piscinas públicas han introducido horarios con segregación por sexo a petición de los musulmanes, igual que en Seattle, donde hay turnos sólo para musulmanes. En Massachussets los tribunales obligaron a servir camello a un preso musulmán, en el Reino Unido un juez permitió expulsar a judíos e hindúes de un jurado porque el acusado, musulmán, argumentó que no emitirían un veredicto justo.

También en el Reino Unido las cárceles están trasladando sus lavabos para que no apunten a La Meca y en un colegio británico se prohibió el cuento de "Los tres cerditos" para no ofender a los musulmanes, que no pueden comer cerdo, motivo por el cual Australia excluyó la carne de este animal de los menús de sus hospitales. Por no hablar del despido del director del France Soir que publicó las caricaturas de Mahoma, de la autocensura de una ópera en Alemania o del asesinato de Theo Van Gogh.

En España la escuela suprime villancicos, retira crucifijos y permite a las niñas musulmanas ir a clase tapadas por un velo, mientras el Gobierno financia libros de texto islámicos, lo que no hace con ninguna otra religión, y muchos Ayuntamientos censuran las fiestas de moros y cristianos, ahora fiestas de cristianos. Y aquí Arabia Saudí construye colegios y mezquitas y sólo a una organización de estudiantes liberales fanáticos se le ocurre plantear que hay una ley en España que exige reciprocidad. Porque si no hay reciprocidad, lo que hay es colonización.

Y a pesar de todo, nunca había habido tantos conflictos con los musulmanes en Europa como ahora. Estamos viendo como la idea de respetar al Islam nos lleva directamente a asumir sus normas y prohibiciones. Quitar el cuento de los tres cerditos en una escuela no es hacerla más abierta, sino más cerrada. Permitir el velo no es hacerla más aséptica en lo religioso, sino sencillamente más islámica. Permitir que una niña no haga gimnasia por ser musulmana no es secularización de la escuela pública. Es justificar, amparar y aplicar la discriminación de la mujer. Es islamizar el sistema educativo.

Nuestra identidad cultural judeocristiana es la más abierta y la más secular del mundo. Pero del mismo modo que el Islam exige el velo, nuestra cultura exige el respeto a las normas de la mayoría y a los derechos de los individuos, aunque ello implique piscinas mixtas, niñas destapadas o cuentos de cerditos. Renunciar a esa identidad cultural no es hacer más fácil la integración, sino negarla, creando un vacío que identidades como el islamismo o los nacionalismos étnicos pueden llenar.

Una escuela que permite el burka, que no da gimnasia a las niñas, que permite rezar a La Meca cinco veces al día, que no tiene símbolos de la cultura nacional como un árbol de Navidad o una bandera de España, aquella en que se estudia la lengua y cultura árabes y la religión islámica, es decir, una escuela perfectamente multicultural se parece mucho a una escuela perfectamente islámica.

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