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Michelle Malkin

Terrorismo y carnés de conducir

Fueron ciudadanos particulares que estaban bien alerta quienes dieron al Departamento de Seguridad Nacional del comportamiento sospechoso de Mulawala. Sin duda, serán etiquetados como racistas e islamófobos por la fanática chusma habitual.

¿Qué peligro hay en permitir a los inmigrantes ilegales sacarse permisos de conducir? Después de todo, están aquí simplemente para hacer los trabajos que los estadounidenses no quieren hacer, ¿no? Y puesto que ya están aquí, también podríamos dejarles conducir legalmente, ¿no? Todos estaremos más seguros, ¿no?

No. No. Y no.

Los permisos de conducir son pasajes para integrarse en la vida normal norteamericana. Permiten a los residentes establecer una identidad y asentarse en sus comunidades. Ayudan a abrir cuentas bancarias, entrar en instalaciones de seguridad, viajar en avión y conducir vehículos pesados que transportan materiales peligrosos. Pero no hay ningún inmigrante ilegal que se dedique a emplear permisos de conducir obtenidos fraudulentamente como arma contra la seguridad de los norteamericanos, ¿cierto? Sugerir eso es propio de un xenófobo que intenta asustarnos, ¿no?

Tampoco.

La semana pasada, funcionarios de las fuerzas del orden detenían a un inmigrante ilegal enrolado en una escuela de formación de conducción de transporte pesado en Smithfield, Rhode Island, donde intentaba obtener un permiso de conducción profesional y el permiso para transportar materiales peligrosos. Pocos prestaron atención a esa noticia, pero deberían haberlo hecho. El inmigrante ilegal Mohammed Yusef Mulawala, de 28 años, se había sacado ya los permisos de conducir de Nueva York, New Jersey y Rhode Island. Al parecer tenía prisa por obtener un permiso de conducción profesional y la autorización para transportar materiales peligrosos.

Pero eso es simplemente porque le apasiona ese empleo, ¿verdad? Claro, claro.

Se inició una investigación conjunta por parte de detectives del Rhode Island State Fusion Center, el Federal Bureau of Investigation Joint Terrorism Task Force of Rhode Island, New York & New Jersey, y el Bureau of Immigration and Customs Enforcement después de que los empleados de la autoescuela dieran la alarma. "Su comportamiento era consistente con actividades de tipo terrorista", explicaba a la prensa el mayor Steve O'Donnell, de la policía estatal de Rhode Island. "No mostraba ningún interés en aprender el refinado arte de conducir un vehículo pesado. No tenía ningún interés en aprender cómo tomar precauciones". Algo así como aprender a aumentar la velocidad de un avión, pero no cómo despegar o aterrizar.

Al igual que en otros casos desde el 11 de Septiembre, fueron ciudadanos particulares que estaban bien alerta quienes dieron al Departamento de Seguridad Nacional del comportamiento sospechoso de Mulawala. Sin duda, serán etiquetados como racistas e islamófobos por la fanática chusma habitual.

Y una vez más, hacer cumplir las leyes de inmigración jugó el papel crítico a la hora de detenerle. Al igual que algunos de los secuestradores del 11 de Septiembre y bastantes operativos de Al Qaeda identificados en Estados Unidos a lo largo de la última década, Mulawala estaba aquí gracias a un visado temporal de estudiante que había expirado.

¿Tengo que recordarle que los terroristas del 11 de Septiembre obtuvieron alrededor de 364 documentos de identificación distintos, permisos de conducir incluidos, con el fin de llevar a cabo su operación criminal? Los terroristas Hani Hanjour y Jalid Almihdhar cooperaron con inmigrantes ilegales en un Seven Eleven de Falls Church, Virginia, con el fin de obtener carnés de identificación emitidos por el gobierno. Otros tres terroristas más obtuvieron carnés de identificación en una oficina de tráfico de Arlington, Virginia.

Camiones bomba han matado a cientos de americanos en Beirut, las torres Jobar e Irak. Para los terroristas al volante, un permiso de conducir es una licencia para matar. A lo largo de los dos últimos años, el FBI ha puesto sobre aviso a los funcionarios de las fuerzas del orden con respecto a terroristas vinculados con Al Qaeda que podrían estar en posesión de permisos comerciales de conducir y podrían estar planeando utilizar camiones bomba.

En Boston, el inmigrante ilegal y sospechoso de ser agente de Al Qaeda Nabil al-Marabh obtuvo un permiso que le permite conducir camionetas conteniendo materiales peligrosos, incluyendo explosivos y sustancias corrosivas. En Minneapolis, el presunto terrorista de Al Qaeda Mohamad Elzahabi, que obtuvo una tarjeta de residencia por medio de un matrimonio de conveniencia, pudo obtener un permiso profesional para conducir un autobús escolar y transportar materiales peligrosos, a pesar de que el FBI sabía que Elzahabi había estado vinculado con el terrorismo.

A comienzos de este año, más de 200 inmigrantes somalíes y bosnios obtuvieron legalmente permisos de conducir profesionales de Missouri o certificados para transportar materiales peligrosos a través de una autoescuela de West Plains que tenía un contrato con el estado, según la fiscalía federal. En apenas un par de semanas, los demócratas encabezados por Nancy Pelosi –una feroz detractora de las leyes de identificación y de un control estricto de inmigración– volverán a ocupar el poder en Washington. Una Casa Blanca amiga de las fronteras abiertas ha expresado su disponibilidad a tratar con ellos. De modo que sabemos quién apoya a los inmigrantes ilegales y a los potenciales conductores terroristas a la espera de amnistía. Pero, ¿quién nos defiende a nosotros?

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