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Jorge Valín

Le mintieron: su futuro no está asegurado

Así, en la actualidad, cada 10 ocupados están manteniendo a 2,4 jubilados, pero en 2050 los 10 trabajadores van a mantener a 6,5.

Las pensiones empiezan a preocupar al Gobierno, y no es para menos. El propio Pedro Solbes ha alertado que "las pensiones necesitan ser reformadas". El primer indicio claro lo tenemos ya en los nuevos Presupuestos Generales del Estado 2007, donde el 64% del gasto no financiero se van a las pensiones, el porcentaje más alto que jamás hemos tenido.

El Gobierno parece haberse dado cuenta ahora de que cada vez se está jubilando más gente, y que para el 2050 el gasto en pensiones se va a duplicar. Recordemos que las pensiones no se financian con el dinero que usted y su empresa pagaron en su momento –el Estado se lo gastó en otras cosas tan útiles como tanques, subvenciones al cine y cosas por el estilo–, sino que las actuales pensiones las están financiando los jóvenes de ahora. Así, en la actualidad, cada 10 ocupados están manteniendo a 2,4 jubilados, pero en 2050 los 10 trabajadores van a mantener a 6,5. Es cierto que el Gobierno tiene un fondo de reserva que se guarda para cuando las cosas vayan mal, pero éste sólo duraría, a día de hoy, ocho meses.

Además de la nefasta gestión del Gobierno hemos de añadir que siempre surgen imprevistos. Por ejemplo, recientemente el aumento del IPC obligó a la Seguridad Social a hacer un desembolso adicional para cubrir el pago de las pensiones. ¿Y cuáles son las soluciones del Estado? Aumentar la edad de jubilación, la manipulación de la deuda, el aumento la inmigración y las subidas de impuestos. Examinemos cada una de ellas en detalle.

  1. Aunque no se ha propuesto formalmente, hace tiempo que aumentar la edad de jubilación planea en la mente de los políticos. Sólo hay un problema, y es que el 45% de los trabajadores no llegan a la edad legal de jubilación (65 años). El Gobierno ya puede poner la edad de jubilación a los 90 años si quiere, que la medida no servirá de nada porque la tendencia del mercado es la opuesta: jubilar lo antes posible. Por otra parte, también es éticamente inaceptable que, por culpa de la nefasta e irresponsable gestión del Gobierno, tengamos que ser nosotros quienes paguemos sus consecuencias trabajando más. Si esto lo hiciese una empresa privada ya habría cerrado y todos sus directivos estarían en la cárcel; los políticos, en cambio, se suben el sueldo año tras año.

  2. Como el mismo Solbes ha apuntado, uno de los objetivos del gobierno ZP es sanear las cuentas del Estado. ¿Es que los socialistas se han vuelto unos puristas de la gestión pública? No, simplemente se las ven venir. La idea radica en rebajar la actual deuda estatal para volverla a aumentar en unos años y hacer frente así al incremento de las pensiones. Esto no nos permitirá bajar los impuestos ni a corto ni a largo plazo, ya que el gobierno ha destinado parte del potencial superávit a otros gastos adicionales. El aumento de la deuda en el futuro se traduce necesariamente en más impuestos posteriores.

  3. Una de las formas para aumentar la recaudación es que trabaje más gente. La chapuza cortoplacista del Gobierno consiste en hacer entrar a más extranjeros legales para así aplazar el problema de las pensiones a los burócratas del futuro. Como puede ver, es algo propio de grandes estadistas. El problema es que muchos inmigrantes se están dando cuenta de las "grandezas" del Estado del Bienestar y evidentemente optan por cobrar la subvención de turno y trabajar en la economía sumergida. Las excusas del gobierno de crear una "inmigración legal y ordenada" no son más que un acto desesperado para corregir el negro futuro de las cuentas públicas.

  4. Es evidente que las cuentas macroeconómicas de España están pasando por un buen momento, pero muchos indicadores nos están alertando que podría venir una época no tan próspera. Si ahora que macroeconómicamente vamos bien el Estado no es capaz de ahorrar lo necesario, el futuro se podría volver un problema serio. La única solución es aumentar impuestos, lo que de hecho no sería más que una continuación del actual incremento de la presión fiscal.

Es evidente que el Estado no sólo nos tiene como clientes cautivos de su insolvente sistema de pensiones, sino que cuando lo arruina por su negligencia e ineficiencia nos hace pagar a nosotros las consecuencias con más impuestos, reestructurando la sociedad, hipotecando el futuro de nuestros hijos y queriéndonos obligar a trabajar más.

Otros países como Chile, Polonia, Bulgaria o Hungría han optado por la privatización de los planes de pensiones públicos con gran éxito; sin duda sería la mejor medida, pero como la incompetencia y populismo priman en nuestros políticos ansiosos de poder, la mejor solución va a pasar por abrirse planes de pensiones privados donde, al menos, contribuimos si queremos, y para nuestro futuro y no el de otros.

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